Liguilla, no te acabes nunca

No hay nada como la Liguilla. Nada. Quien siga pidiendo que el campeón se defina por puntos, no vio ningún juego de esta Fiesta Grande. Sólo la serie entre León y Morelia se definió con holgura, todas las demás, desde Cuartos, han tenido tintes dramáticos, una montaña rusa de emociones, de la desventura al éxtasis en cuestión de minutos, y estamos incluidos en el viaje los que no le vamos a ninguno de los ocho que llegaron.

El gran ‘pero’: el arbitraje. Estoy convencido que en términos generales, en las dos portentosas series Semifinales que vivimos, avanzaron los mejores. Sin embargo, las formas no fueron las adecuadas, producto del deficiente criterio de los silbantes en dos jugadas clave de las Vueltas: no era penalti el rechazo con el hombro de Samudio y sí era falta en el área el derribo de ayer a Boselli. Rayados y Pachuca hicieron más para avanzar, por ello son dignos finalistas, pero no podemos olvidar que América y León fueron ultrajados por dos decisiones erróneas de los nazarenos. El arbitraje manchó las Semifinales. Otra vez.

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