Más clase, Lewis

Nunca ha sido un secreto que la Fórmula Uno es uno de los deportes menos ‘amables’ para sus participantes. El paddock es duro, casi despiadado: todos son rivales, todos quieren vencer al otro, todos quieren llegar al mejor equipo, conducir el mejor auto. Sí, la competencia es la premisa de todo deporte, pero en la F1 no hay lugar ni momento para ser condescendiente con quien te puede quitar la ‘chamba’ o la siguiente gran oportunidad. Es la ley de la jungla. Comer o ser devorado. Tal cual.

Esto, por supuesto, se nota en la pista. Hay una veintena de pilotos, todos de primer nivel, jugándose su carrera deportiva. Nadie quiere ceder... a menos de que los obliguen. Y así sucede. El reglamento es claro y establece que un piloto que está por ser ‘lapeado’ –superado por una vuelta– debe dejarse pasar.

No justifico a Esteban Gutiérrez, que no permitió el paso inmediato a Lewis Hamilton, pero tampoco se puede aceptar la seña que el británico hizo al mexicano. Sí, en la ‘calentura’ de una carrera se entiende que se molesten, que griten e insulten. Normal. En todos lados ocurre, seguro, nadie se espanta, pero hay una gran diferencia entre eso y dedicar la ‘Britneyseñal’ a 300 km/h.

Se equivocó Hamilton, que en su exitosísima carrera nunca ha tenido que manejar uno de esos autos resignados a ser ‘lapeados’. Ojalá no tenga que hacerlo. Ojalá un rival nunca le falte al respeto por ‘estorbar’ en la pista. La brutal competencia no justifica la falta de clase, Lewis.