opinion.blog.christian-martinoli.casa-maldita
Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Casa maldita

2018-05-07 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
Comparte en:
Contenido Patrocinado

Tener el estadio más moderno de México y uno de los más impactantes del continente para jugar al futbol no le ha servido de nada al Monterrey. Un hogar digno de presumir y lucir hacia todos los frentes que, sin duda, puede generar envidia por la calidad de sus instalaciones, exceptuando el pasto y si a eso le agregamos el valor comercial de una plantilla que desde hace rato es de las más caras por estas tierras, en pocas palabras, a Rayados en el papel no le faltaría nada para ser un dominador del contexto nacional, un obligado a generar talento mexicano de alta gama y un asiduo recopilador de trofeos.

Sin embargo, nadie puede explicar a ciencia cierta qué pasó con este ostentoso club que desde que abandonó el histórico y hoy desaparecido Estadio Tecnológico, la noche los aborda, nubla y enloquece.

Mohamed salió con todo a defender a su directiva, asegurando que ellos hacen las cosas de manera perfecta, mientras que él y sus dirigidos son los responsables de no conseguir el objetivo supremo de dar la vuelta olímpica.

Davino dejó por el momento al aire la continuidad del ‘Turco’, pero aseguró que invertirán aún más para que las cosas caminen; como si lo que han gastado en el último lustro no haya sido suficiente.

La gente rayada quiere a su propio Gignac, ese mosquito que su rival usa como arma para desquiciar las mesas de cualquier bar u oficina en Nuevo León.

Si se trata de dinero y gasto muchos sueñan con Giovinco, un símil del galo. Mientras otros quieren al chileno Castillo en el ataque y a Almeyda en la banca.

El club Monterrey otra vez es un polvorín y de este infierno sólo se saldrá ganando la Liga lo más pronto posible y en casa de ser necesario. La vieja Pandilla necesita ‘exorcizar’ un campo bello, pero temible que hoy comienza a incomodarlos, porque incluso a la gente del Monterrey le desquicia que el vecino incómodo viva horas altas (independientemente de la eliminación de anoche ante Santos), que tenga un francés con tintes de leyenda local, que posea un entrenador de vieja escuela y que para colmo, tanto en varonil como en femenil el cuadro universitario les haya ganado finales en su casa, demasiada deshonra futbolística en una tierra donde el juego pasa a ser algo más importante que en muchas otras regiones de nuestro país.

Contenido Patrocinado