opinion.blog.christian-martinoli.emprendedor
Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Emprendedor

2017-05-22 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
Comparte en:
Contenido Patrocinado

Emprendedor, ésa es la palabra justa para redondear lo que ha sido la vida profesional de Rafael Puente del Río; un personaje arriesgado que abordó todas las aventuras posibles y que nunca dejó de creer en uno de sus máximos sueños. Ser alguien dentro del exótico y complejo futbol mexicano.    

Porque llevar el nombre y la facha de su padre, una figura indiscutida de nuestro juego, no debe ser nada sencillo. Varias veces el propio Rafa, su jefe, me dijo en las interminables comidas previas a los juegos de futbol que compartimos durante años por la pantalla de TV Azteca, que su fama de tipo directo, sin doble discurso y contestatario, no sólo le jugó en contra a él durante su carrera como entrenador, sino que también pensaba que podría perjudicar en aquel entonces al juvenil Rafita, cuando éste intentaba conseguir un lugar en el Máximo Circuito del futbol mexicano.   

Al final fueron sólo incipientes esbozos los que el vástago del otrora portentoso portero mexicano logró como futbolista.  

Todavía recuerdo cuando una tarde antes de Los Protagonistas, Rafa me contaba la disputa que tenía con su hijo porque a falta de un semestre quería dejar la universidad  para explorar la carrera de actor. No sé cómo terminó aquella historia, pero seguramente el carácter de Puente surgió para ordenar las cosas. Porque mire que son bravos y echados para adelante los Puente, con ellos no se juega, ni se titubea. Con ellos las cosas como son, sin anestesia, de frente, situación suficiente para hacerlos confiables y en el caso de Rafael padre, conmigo, entrañable.    

El destino y la herencia futbolera mantuvieron a Puente del Río, merodeando el balompié con proyectos a largo plazo para ejecutarse dentro del organigrama de algún club. Puertas se le cerraron, pero jamás bajó la mirada, hasta que en Guadalajara le entregaron la oportunidad, y aunque a medias, la aceptó. Porque al final la sangre que corre por su ser le dijo que era más importante el intento que las condiciones.   

La historia no culminó de lo mejor y los medios de comunicación lo recibieron como hace mucho tiempo lo hicieron tanto con su mencionado padre como con su apreciable tío.    

La televisión y la prensa ganaron otro Puente, clásico, un tipo vehemente, de discurso amplio y múltiples argumentos. 

Si bien parecía encajar muy bien en el negocio, la flecha siempre apuntó hacia la cancha, al balón, a la dirección deportiva y/o técnica.      

Pudo más la incandescente necesidad de abandonar la zona de confort y volvió a arriesgar yendo a Puebla. Tres fechas parecían suficientes en un futbol urgido como el nuestro y cuando daba la impresión que todo terminaría rápido en su irrupción como entrenador; una inusual decisión dirigencial lo mantuvo al frente de los Lobos BUAP. 

Lo demás es fresco y conocido. Desde la penumbra, Puente del Río hizo un milagro en el ascenso consiguiendo con un juego audaz y ultraofensivo darle a la Benemérita un sitio en la Liga MX.  

Tremenda revelación es hoy Rafael junior. Agradable es ver a un joven mexicano con persistencia, personalidad, ahínco y, sobre todo, capacidad para generar y solidificar un proyecto deportivo. Ojalá sea el primero de muchos triunfos. 

Enhorabuena, Rafa. Felicidades por este logro, me da mucho gusto por ti, pero aún más por tu padre. Abrazo para ambos.     

Contenido Patrocinado