La gente potosina

Lo mejor por mucho la noche del viernes en San Luis Potosí fue la gente que asistió al Alfonso Lastras. Cariñosa, emotiva, festiva y, sobre todo, la inmensa mayoría de los asistentes extremadamente respetuosos.

Obvio no faltaron los distintos que siguieron con el grito nefasto en los saques de meta rivales, pero fueron rápidamente eclipsados por una multitud deseosa de gozar el juego desde otra perspectiva. Sí, también existieron un par de inadaptados que ante la celebración del gol trinitario lanzaron objetos con la intención de lastimar a los caribeños, que sorprendidos dejaron de hacerlo mientras a la distancia pedían una explicación de lo sucedido. Fue ahí donde de inmediato la cordura generalizada del aficionando potosino volvió a deslumbrar a todos, cuando la tribuna entera aplaudió a los visitantes reconociendo el grosero error de un par de acéfalos. 

Llevo más de 350 partidos narrados de Selección Mexicana, la generalidad de ellos con más connacionales en la grada que rivales y jamás había visto que luego de sonar el himno ajeno, el público azteca en su totalidad lo aplaudiera. Maravilloso acto cívico que engrandece aún más a los que lo hicieron. 

El sentido minuto de silencio con el posterior reconocimiento a todos aquellos que ayudaron a los más necesitados durante la tragedia que vivimos por duplicado en septiembre, formó parte también de una velada exquisita fuera de los límites del partido. 

Solemos, los que estamos de este lado del micrófono o la pluma, sólo hablar del público cuando nos impacta su pasión desbordada o en las gran cantidad de las ocasiones cuando las garras de la violencia se apoderan de la tribuna, por ello no quiero dejar de lado este momento para reconocer lo que vimos en San Luis, un despliegue con semejante decoro y elegancia que ojalá fuera más seguido en todos los estadios donde se presente el seleccionado alrededor del mundo.