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Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

La Máquina de ilusiones

2017-01-09 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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La expectativa que genera este Cruz Azul no es por la calidad de sus refuerzos, ya que en otras oportunidades, dentro de las casi dos décadas malditas, han arribado futbolistas con mejor cartel y calidad de los que hoy llegaron. 

La verdadera ilusión recae en la fórmula que aterrizó en la banca del cuadro celeste. 

Paco Jémez, un técnico fuera de la baraja habitual, de esa mafia de entrenadores que tanto agrada a la macabra dirigencia azul, pero que ante la desesperación de los años perdidos, tuvieron que dar un giro drástico en busca de respuestas que, quizá, le lleguen del otro lado del Atlántico. 

Hombre directo, dicharachero, autocrítico y con ligeros instintos de mártir, por lo menos así lo demuestran sus imperdibles conferencias de prensa a lo largo de los años. 

Del riñón futbolístico de Guardiola y Valdano, ha dirigido, antes que a Cruz Azul, equipos de bajo presupuesto y poca ínfula, pero siempre con una idea valiente y de ataque. 

Le da lo mismo si enfrente está el Madrid, el Barcelona o el Recreativo, su forma y parado no lo negocia y afronta los juegos de igual a igual, sabedor que en el camino se llevará goleadas de antología, pero con la cabeza clara de que no negó su ser ni su convicción. 

Detractores le sobran, lo tachan de todo, asegurando que va para adelante con equipos sin chances porque la derrota es casi una garantía, así saliera sólo a defenderse. Digamos, afirman se cura en salud, sabedor que no aspira al triunfo ante equipos poderosos. 

Sin embargo, y guardando las medidas distancias, en México está en un equipo importante y con obligaciones superiores a salvar la categoría. Jamás estuvo como entrenador en un club con los alcances económicos, de trascendencia mediática, estructura y exigencia como el cuadro de La Noria.

Seguro lo supo desde que se metió a Google, cuando decidió investigar quién era el ‘exótico’ club mexicano que hizo mover su celular. 

Sin duda, a Jémez lo que es Cruz Azul lo sorprendió y ahora él deberá sorprender a una grada generosa que tiene esa casi indestructible y única manera de reinvención a prueba de psiquiatras.

Porque la gente de La Máquina vive más de ilusiones que de realidades, y aunque en el camino haya maldecido mil veces a sus representantes en el campo y en los escritorios, cada vez que el balón vuelve a rodar esconde sus cicatrices y cree de nuevo en que se puede. 

Esta temporada no es la excepción, metió 30 mil personas para ver a su equipo dominar con gran dinámica a un descafeinado Necaxa, al que las estadísticas de la campaña pasada le exigen ahora un estándar de calidad superior al mostrado el sábado en el Azul.  

Peñalba mostró aquellos destellos que lo hicieron brillar en el Puerto y parece aceptará el rol protagónico y sabio que necesita un equipo con instinto ofensivo. 

Los Cementeros fueron dominadores y merecieron terminar el juego con mayor tranquilidad, pero, al final, la gente, los jugadores, el técnico, todos consiguieron lo que querían, una victoria que de entrada otorgue tranquilidad, mas no credibilidad, porque eso en el sistema de competencia del futbol nacional, es hasta las últimas jornadas y cuando estás en Cruz Azul, mucho más allá. Ya lo irá entendiendo Paco. 

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