‘Moletour Plus’

Muy de vez en cuando el ‘Moletour’ nos entrega la oportunidad de ver a las mejores selecciones del orbe, bueno, mañana en Dallas, el equipo ‘titular’ mexicano podrá mostrar durante 90 minutos sus alcances contra Argentina; el cuadro que se presenta como número uno del enigmático ranking FIFA y que aunque para muchos no crean que ostenta ese lugar de privilegio por tener el pecado de no haber ganado las Finales del Mundo y de la Copa América, sí es uno de los cinco combinados más potentes del negocio.

Lionel Messi comanda con el gafete y Javier Mascherano con el alma a un cuadro competitivo, que ostenta jugadores emblemáticos en ataque y una muy criticada zona defensiva, incluida la portería, más allá de que ésta, en los eventos grandes no ha sido la culpable de que la Albiceleste no consiga dar las vueltas olímpicas y sí la incapacidad o falta de tino de sus laureados e internacionalmente conocidos goleadores.

A Argentina le duele que le muevan la pelota y que el rival sea veloz al frente, ésa podría ser una virtud que deberá explotar el ligero y movedizo ataque nacional. El asunto es la posesión del mediocampo; se sabe que a los equipos de Ferretti, no les incomoda tocar la bola y tener el balón, pues ahora será la oportunidad de demostrarlo ante un representativo que cuando agarra protagonismo, es capaz de terminar sus jugadas con enorme rapidez. Una ventaja es que Messi en Argentina juega mejor cuando Ángel di María, está en el campo, ahora no se dará esa oportunidad y es ahí, donde el mejor o uno de los mejores jugadores del planeta a veces luce incómodo a diferencia de lo que pasa en el Barcelona.

El choque anterior contra Trinidad y Tobago, la escuadra del Tuca, sufrió mucho en una de las especialidades del entrenador, la defensa. Es cierto, hubo poco tiempo de entrenar, se jugó con suplentes y se cometieron errores individuales muy marcados en un par de anotaciones; sin embargo, ésos no pueden ser justificantes para tan pobre actuación defensiva.

El interminable Rafael Márquez, vuelve para solventar inconvenientes tácticos y para solucionar situaciones reales de partido. Ésas que a veces sin verlo como un héroe, desarrolla desde el escueto anonimato de la zaga al meterse como líbero, al salir como segundo contención de auxilio o cuando lo amerita la ocasión a dar un par de pasos hacia el frente y evitar que algún delantero se dé la vuelta con facilidad. Cosas que no lucen, pero que funcionan y ayudan.  

Javier Aquino parece por el momento, haber olvidado sus bochornosos clavados en las pelotas divididas y luce confiado con su juego desde que Ferretti lo agarró en Tigres. Carlos Esquivel, da la impresión que quiere ser de una vez por todas, esa válvula constante de lucidez, cambio de ritmo y toques sutiles que busca hacer dudar a quién esté al frente del equipo; mientras que los aires de Portugal, nos han regresado al Héctor Miguel, exquisito, poderoso y determinante, que desapareció en la Copa Oro.

Arriba Javier Hernández, suele no esconderse ante las grandes citas, su asunto es la inactividad de la que viene precedido. Ésa que hace que su porcentaje de acierto a portería sea menor, aunque eso no le quita su mejor virtud, la inteligencia para quedar siempre con posibilidades de remate en grandes posiciones.

Se sabe que de ganarle a Argentina, el resultado le dará la vuelta al mundo y de perder, dependerá mucho de la forma y el fondo. Esto para incrementar la inquietud o no del plantel y sus alcances con respecto al crucial juego ante los Estados Unidos.  

En papel, éstos son los partidos que históricamente le ayudan a la Selección Mexicana, esos juegos en los que el protagonismo y las obligaciones del trámite, así como el volumen de juego, no lo ponen como actor principal. Esos escasos choques que salen de la lista ‘Moletour’.