Volvamos a las bases

Lo que parecía una dramática participación mexicana en los Juegos Olímpicos de Río terminó siendo una actuación dentro de los parámetros ‘normales’ en obtención de medallas. La opinión pública, periodistas y deportistas estuvieron trenzados en discusiones banales sobre si la presencia azteca rozaba el ridículo o no en tierras brasileñas, y es que como no llegaba la primera medalla para la delegación y varios referentes no venían cumpliendo con las expectativas generadas, todo se detonó.

Sin embargo, que México gane o no medallas, de todas maneras resulta difícil aislar la realidad del deporte azteca en general. Porque si los atletas nacionales obtuvieran en un hipotético caso 10 o más preseas, nada cambiará con respecto a las verdaderas falencias y prioridades que deberían atacar las autoridades gubernamentales.

Porque el país antes de pensar en competidores de alto rendimiento, lo que necesita es fomentar el deporte desde las bases. El recurso federal destinado al deporte debería ir íntegro a la creación de más y mejores instalaciones deportivas para que cualquier mexicano, sin importar clase social o económica, tenga acceso gratuito a lugares dignos para practicar una actividad física.

Porque es cierto que los ganadores son fuente de inspiración para los niños y jóvenes, pero de nada sirve llegar motivado si los sitios para desarrollar una disciplina deportiva son deficientes o nulos.

Las carencias del modelo educativo nacional, en cuanto a deporte se refiere, es tan endeble que no somos capaces de generar, por ejemplo, la obligación para que cualquier menor de 12 años en el país salga de la primaria sabiendo nadar como si se tratara de leer, escribir o sumar.

Que fueron cinco medallas y varios cuartos lugares los que los atletas consiguieron en Río, perfecto, que cada quien analice desde su lugar lo que quiera y discuta sin cesar el hecho de si es mejoría o no lo que desarrollaron los competidores de alto rendimiento con bandera mexicana, con respecto a otros Juegos Olímpicos. Insisto, el hecho principal no es ése, sino hacia dónde van destinados los recursos para hacer que el mexicano pueda tener un bálsamo del día a día que a todos nos aqueja, refugiado junto a su familia en la práctica y fomento del deporte sin importar su lugar de residencia.

Empecemos un día por las bases, que así quizás en el mediano plazo será más simple que hagamos una sociedad más sana, activa y por qué no, mucho más ganadora que lo que tenemos o no tenemos hoy.