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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Al pueblo, pan y circo

2018-02-02 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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La relación futbol-gobierno siempre ha existido en México, lo cual no quiere decir que esté bien ni que sea legal. Tanto uno como el otro se han aprovechado de la situación para obtener lo que necesitan. El futbol que apuesta por el negocio y el poder que apuesta por la manipulación de las masas. Así han convivido juntos durante muchos años, como una manifestación plena de la terrible impunidad y corrupción que existe en nuestro país…

La relación entre el futbol y los gobiernos es extremadamente peligrosa en México, pero la historia de esa ‘convivencia’ no empieza ni termina en Pachuca. ¿San Luis? ¿Aguascalientes? ¿Veracruz? ¿Chiapas? ¿Puebla? Y algunos ejemplos donde queda en evidencia el gran padecimiento que tiene nuestro país más que nuestro futbol: la impunidad y la corrupción.

Que sea una práctica común en el futbol mexicano no significa, de ninguna manera, que sea buena y legal. El futbol en México es un negocio y el futbol es también un entretenimiento utilizado muchas veces por los políticos para distraer sobre temas que son prioritarios en la vida del mexicano. La unión entre futbol y gobierno encuentra muchos vacíos y un sinnúmero de irregularidades, algunas de ellas enumeradas el domingo por la noche en un reportaje presentado por Televisa en el programa ‘La Jugada’, sobre cómo pudo haber sido el crecimiento del Grupo Pachuca en el futbol.

La historia no es nueva. El futbol ha sido frecuentemente utilizado en México como una plataforma política que, en un momento dado, ayuda a tapar otro tipo de actividades. Empresarios y grandes empresas se han combinado con apoyos gubernamentales para crecer como entidades. Los clubes reciben apoyo, que puede ir desde ayuda económica, exención de impuestos, cesión de estadio, luz, agua y demás, y el gobierno recibe a cambio un espectáculo que le permite mantener ocupada la mente de los pobladores, y si el equipo ofrece buenos resultados, mucho mejor.

El reporte televisivo o el escándalo llamado en redes sociales ‘Tuzo-Gate’ podría ser, hasta cierto punto, una realidad. En su momento, Jesús Martínez avanzó con el apoyo de los gobiernos hidalguenses para forjar el emporio que hoy es Grupo Pachuca, pero yo rescataría siempre que el promotor, empresario, pensador y generador de lo que hoy es el futbol en el estado de Hidalgo ha sido Martínez. Yo no negaría que él habría tomado provecho de las ventajas que el gobierno le otorgaba. Martínez utilizó al régimen tanto como el régimen lo utilizó a él.

Tampoco hay que olvidar que Jesús Martínez ha sido un opositor al régimen televisivo que controla al futbol mexicano. Los tiempos han cambiado en México. Hace 30 años, Emilio Maurer, por hacer más o menos lo mismo que Martínez, terminó en la crujía 11 del Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.

Pero habría que preguntar en qué otras situaciones el futbol y el gobierno han estado juntos. ¿En San Luis y en Aguascalientes, con Televisa al frente del proyecto? ¿En Chiapas, donde el entonces gobernador Pablo Salazar entendía la necesidad de
llevar el juego a una tierra convulsionada políticamente y a uno de los sitios de mayor pobreza en el país? ¿A Morelia, donde TV Azteca ha presionado una y otra vez al gobierno municipal y estatal para recibir ciertas canonjías por el equipo de futbol? ¿A Veracruz, donde el binomio entre el propietario, el diputado Fidel Kuri Grajalesy el exgobernador, Javier Duarte, hoy preso, se encargaron del proyecto futbolístico? ¿A Puebla, que siempre ha tenido una relación gobierno-empresarios?

El futbol es una entidad privada que cuando le conviene rebasa la delgada línea que le une al poder de los gobiernos. Uno utiliza al otro para sacar su mayor provecho. El futbol es un negocio y también un aparato político en México. Así ha sido por muchos años. De ninguna manera quiere decir que está bien. Para mí, ‘de un lado o del otro de la cancha’ -futbol o gobierno- es un reflejo lamentable del mayor problema que vivimos y sufrimos los mexicanos: la impunidad y la corrupción.

El reportaje emitido por Televisa contó con datos, citas y una investigación aguda. Fue bueno. Estoy esperando, impacientemente, la segunda parte, la continuación, donde se hable, por ejemplo, de lo que pasó en San Luis Potosí, en Aguascalientes, en Querétaro, en Cancún y en tantas otras plazas donde el futbol recibió ‘una manita’ del gobierno.

Por cierto, quiero enviar un mensaje claro y contundente a muchos de los ‘tontitos’ que hoy pululan por las redes sociales: Yo no defiendo a Jesús Martínez. Nos soy un periodista a la órdenes de Martínez. Durante más de 30 años, he trabajado para buscar la verdad. He cometido muchos errores, de algunos de ellos me arrepiento, en verdad, pero jamás he tomado un dinero que no me corresponda legal y honestamente. Jamás he tomado una posición para favorecer un interés que no sea la del periodismo. Así que cuando sea necesario, aplaudiré a Jesús Martínez y cuando también sea necesario, criticaré a Jesús Martínez. Por fortuna, puedo ver a todos a los ojos en el medio futbolístico mexicano. No le debo nada a nadie. Y si quieren revisar, estoy a las órdenes…

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