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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Como "anillo al dedo"

2019-02-05 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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El América no suele ser un equipo de futbol de “niños bonitos o bien portados”. La llegada de Nico Castillo le quedará como “anillo al dedo”, siempre y cuando él pueda entrar en ritmo rápido y se mantenga alejado de las terribles lesiones que han mermado su carrera.

El chileno es un futbolista “hecho y derecho” para el América. Miguel Herrera lo sabe. Lo sabía desde un principio y desde el momento en que entró en la oficina de Mauricio Culebro y le dijo: “Antes de irte, debes lograr la contratación de Nico”. Nada ni nadie más le interesaba que el chileno.

Irónicamente, los “defectos” que muchos buscamos y encontramos en Castillo siempre le agradaron a Herrera. Lo podemos criticar por ser aquel futbolista que, en sus días con Pumas, criticaba al América, se introducía en la polémica por medio de las redes sociales y llegó a declarar que “sólo volvería México para jugar en Universidad”. Algunas de esas palabras se las ha tenido que “tragar” en las últimas horas, pero la realidad es que Castillo entendía perfectamente la rivalidad que existía entre Pumas y América, y la alimentaba a través de lo que hacía en la cancha y declaraba fuera de ella. El América buscaba, más allá de lo que él puede y debe rendir en la cancha, esa exorbitada personalidad.

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Y luego, siempre está la explosividad que Nico Castillo puede darle al América en los metros finales de la cancha. La temporada pasada, el equipo logró irrefutablemente el campeonato, pero estuvo lejos de una faceta espectacular que casi siempre ha sido fundamental para el América y para el americanismo. Reinoso, Arlindo, Zague padre e hijo, Batata, Santos, Brailovsky, 'Chucho’ Benítez, Cuauhtémoc, Zamorano, Claudio López, Biyik, Cabañas, el América siempre ha consumido futbolistas que le dan personalidad, profundidad y espectacularidad a su juego. Castillo es el “eslabón perdido” que tanto buscaba el Piojo Herrera.

Es verdad que el América era favorito a todo antes y después de la llegada de Castillo, pero no ofrecía ese panorama de espectacularidad que su cancha y su tribuna reclama casi con desesperación.

Los futbolistas de hoy se deben al dinero. Tiene el “corazón de plástico” y puede que una primera interpretación deje en ese horizonte a Nico Castillo. Otra opinión, lo coloca como un futbolista que no sólo viene a cobrar el gran cheque (170 mil dólares al mes/más de dos millones por temporada), sino que con el afán de comprometerse y de dejar una huella en la historia del club. Algo muy parecido o aproximado a –con eso seria suficiente– la gran demostración del francés André-Pierre Gignac en Tigres. Futbolistas que entienden la gran responsabilidad de vestir una camiseta, el club, la afición y los intereses pasionales que les rodean. Castillo tiene una gran oportunidad de lograrlo. El América lo necesitaba.

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