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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

El único camino

2018-04-17 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Héctor Herrera corría con una felicidad desbordante el domingo por la noche en el Estadio Da Luz de Lisboa. Lejos de ahí, hacia el norte, Hirving ‘Chucky’ Lozano elevaba los brazos con los puños cerrados hacia la tribuna del Estadio Philips en Eindhoven. Los dos tenían el mismo ‘código de barras’ y la misma leyenda en los botines: “Hecho en Pachuca”.

Y un tercero, de la misma ‘denominación de origen’, está o podría llegar a los mismos niveles del futbol. Claro, sólo y siempre que la voracidad de los dueños de clubes del futbol mexicano se lo permita.

Herrera, enfundado con el brazalete de capitán, le ha dado al Porto, con magistral gol de último minuto, un importante triunfo sobre el acérrimo rival, el Benfica. La victoria podría significar el romper la hegemonía que las Águilas han ejercido sobre la Liga portuguesa en los últimos cuatro años.

Y Lozano, apenas con nueve meses en Holanda, encabeza en goles y en asistencias a un PSV Eindhoven que se ha coronado prematuramente en la Eredivisie en una época donde los futbolistas mexicanos parecen ávidos de mostrar que tienen habilidades técnicas, físicas y, sobre todo, mentales para competir en los mejores niveles del juego.

Su exportación; sin embargo, dependerá de los propios intereses que el futbol mexicano tenga a nivel doméstico. “El siguiente debe ser (Rodolfo) Pizarro, pero si van a pedir 15, 20 o 25 millones por él, va ser muy difícil que se dé”, dice Javier ‘Chicharito’ Hernández, quien hace 8 años vivió prácticamente una ‘historia mágica’ cuando el propio dueño de las Chivas, Jorge Vergara, fue y lo ‘dejó’ en la oficina de Sir Alex Ferguson en el Manchester United.

Las necesidades del futbol mexicano son distintas. Por un lado tiene la ferviente obligación de mantener su Liga local, su estadio, sus patrocinadores, su televisión y muchas veces lo hace en dos países diferentes. Porque habrá que incluir el fervor y las ventas que el futbol mexicano provoca en una importante parte de la economía más desarrollada del mundo que es EU. Y por otra parte queda claro que la única forma que el futbol mexicano puede crecer y reducir distancia con las grandes potencias es colocando la mayor cantidad de futbolistas en las poderosas Ligas europeas.

“Ésa es la idea”, me dice Andrés Guardado, el capitán de la Selección Mexicana y futbolista titular del Real Betis de la Liga de España. “Uno termina haciéndose mejor futbolista aquí y creciendo como persona. El día en que tengamos las mismas cantidades de futbolistas que países como Argentina y Brasil, podremos competir mejor y estar más cerca de los mejores”.

El cortocircuito se produce en los clubes. Algunos de ellos trabajan de manera ejemplar en la producción del futbolista. La mejor muestra es Pachuca. Jesús Martínez ha impulsado el desarrollo del jugador mexicano a través de la muy reconocida Universidad del Futbol. Las exportaciones de Herrera y de Lozano fueron muy aplaudidas por la transparencia que les rodearon, pero el ‘claroscuro’ ocurrió cuando decidieron vender en poderosas cantidades al mercado interno a jugadores como Jürgen Damm (Tigres) y Rodolfo Pizarro (Chivas), que también estaban o siguen estando ‘etiquetados’ para consumo europeo.

“No los vamos a ‘regalar’”, me dijo Martínez en algún momento. “Si los ‘regalamos’, degradamos nuestro ‘producto’”.

La mentalidad del dueño de club -empresario- tiene una marcada tendencia comercial. Y está bien, finalmente, el futbol es negocio aquí y en cualquier parte del mundo, pero si no hay un equilibrio con la parte deportiva, el futbol no alcanzará el nivel deseado.

Una vez que los clubes mexicanos han decidido abrirse cínicamente al mercado extranjero y llenar sus nóminas de futbolistas foráneos, ¿por qué no abrir más las puertas a las exportaciones?

Hay que buscar la manera de producir más y vender a precios más reales, de acuerdo con la tenue fama -hay que aceptarlo- que tiene el futbol y el futbolista mexicano por el mundo. Luego, en algun momento del futuro, cuando el futbolista mexicano se posicione como un jugador regular y confiable en los mercados europeos, el precio y las ganancias escalarán de forma natural.

La única manera de que el futbol mexicano logre un paso de calidad es elevando el número de futbolistas que actúan en las mejores Ligas del mundo. La manera de hacerlo es dejando atrás la mentalidad casera, esa que supone que con lo que tenemos y hacemos en México es suficiente.

Hay que creer en el futbolista mexicano. Hay que darle confianza, preparación y ‘armarlo’ para que pueda afrontar las dificultades que representa jugar en otro país, con diferentes costumbres y, sobre todo, con un futbol tope que te colocará después, cuando esos futbolistas se junten en la Selección, en la capacidad de jugarle al tú por tú a Alemania, Brasil, España o Francia. Ése es el único camino. ¿Lo tomamos?

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