La Copa que nadie quería

La tan despreciada Copa MX ha adquirido de pronto un valor incalculable: un Clásico en plenas Semifinales y justo cuando el América y las Chivas están buscando con desesperación pruebas de que su futbol es competitivo y válido para pelear por el título de la Liga.

Ocurre también la combinación justo cuando el América está en pleno Centenario, un Centenario que fuera y dentro de la cancha ha sido opaco y hasta polémico y cuando el Guadalajara se sostiene en el proceso de abandonar la peor época deportiva de su historia. Lo que son las cosas, lo que es el destino: Chivas y América chocan por el pase a la Final de una Copa que hasta hace poco nadie quería o nadie le daba la importancia debida.

El antecedente del 0-3 de esta temporada se mantiene vivo en algunas mentes de ambos clubes, pero lo de la próxima semana promete ser una batalla distinta, con un América que intenta apegarse por completo al sistema, a la esencia y a los sentidos del futbol de Ricardo La Volpe, y unas Chivas que no ha alcanzado la regularidad, pero que por momentos ha jugado bajo un estilo y una convicción adecuada para lo que significa su historia.

¿Quién necesita más del triunfo —más que de la Copa—? Yo creo que los dos, porque más allá de una condición futbolística, de que la Liguilla por el título está muy cerca, de la famosa fiesta del aniversario americanista y hasta de los nuevos intereses televisivos del Guadalajara que le obliga, más que nunca a tener un producto competitivo y ganador, está algo que se llama ‘honor’. El Clásico, bajo las circunstancias que sean, motiva, alimenta, engrandece y allana el camino hacia la gloria de ambos.

El América parece haber enviado un mensaje contundente de que la mejor forma de festejar sus 100 años es con trofeos y aquí tiene uno a la vista, que quizá no llena todas sus expectativas, pero que se ha vuelto mucho más interesante y preciado al tener en el camino a su odiado rival deportivo. El América se ha encontrado una ‘fiesta’ en pleno cumpleaños a la que tiene prohibido faltar.

Y Chivas sabe que en su nueva faceta independiente, es decir, lejos del poder televisivo, necesita ganar adeptos y convencer a aquellos que dudan en pagar un dinero extra por tener su señal de televisión. ¿Cómo se logra? Con un equipo ganador, caliente, arrojado, de buen estilo y que en citas como estas, un Clásico, salga a darlo todo por la victoria.

Hay mucho en juego. Demasiado. La Copa que nadie quería se ha vuelto de pronto una Copa añejada en gloria y salpicada en oro. Eso vale el partido del miércoles para el América y para las Chivas.