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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

La mala costumbre de perder...

2017-12-19 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Vi algunos rostros de satisfacción mientras el Pachuca hacía el ‘paseíllo’ -antes de que lo hicieran el Real Madrid y el Gremio- para acceder al pódium del tercer lugar en el Mundial de Clubes. Si fue así, me parece que el futbol mexicano podría haber caído en cierto conformismo o en una faceta donde parece habituarse sin remedio a la derrota, o a lo que muchos entienden como ‘su realidad’.

El ‘ya merito’ volvió al irremediable panorama del futbol mexicano. Cuando no es nivel selección, ocurre con los clubes. Esta vez fue el Pachuca, que terminó honrado y hasta satisfecho por haber competido de ‘tú a tú’ ante el Campeón de la Libertadores en las Semifinales del Mundial de Clubes. La pregunta es: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo el futbol mexicano dará el paso de calidad inconcluso que tanto añoran los aficionados al futbol de este país?

Porque al final del día no es la suerte, no es la actitud, no es el césped, no es el balón, no es el clima y tampoco el estadio; al final del día, el tema parece seguir siendo uno mismo: calidad, nivel futbolístico para lograr ese paso.

El Pachuca se quedó al margen de dar ese paso como ha ocurrido en las últimas décadas con otros clubes mexicanos: el Cruz Azul de la Libertadores del 2001, o quizá el Tigres de hace un par de temporadas que perdió la Final del certamen continental ante River Plate. Siempre hay un pretexto, una evasiva, un ‘fantasma’ contra el que el futbol mexicano parece luchar y casi siempre perder. Las excepciones fueron los Juegos Olímpicos de Londres 2012, o el par de campeonatos mundiales infantiles que el futbol mexicano ganó en este siglo.

Sea con equipos, con selecciones nacionales, México está atorado en un punto donde la alta competencia que propone debe provocar, finalmente, el triunfo tan ansiado. El Pachuca gritaba a los ‘mil vientos’ del desierto árabe que había perdido un juego cerrado, con posibilidades para ambos y que se definió de forma dramática con una gesta individual del delantero del Gremio brasileño. Y es verdad, pero el problema es que volvió a definirse para el equipo contrario al futbol mexicano. La misma historia de siempre. Viajar tan lejos para ganarle a un equipo marroquí y a otro árabe no parece suficiente para sentirse vanagloriado o satisfecho.

El futbol sale a competir internacionalmente para conocer su estado de salud, el nivel que realmente posee con respecto a los países más desarrollados en materia futbolística. En el verano, la Selección buscó ese parámetro en la Copa Confederaciones. La semana pasada, el Pachuca hurgó en el Mundial de Clubes. El resultado es el mismo.

Si es un problema de calidad, de nivel -como destacan la mayor parte de los expertos- entonces habrá que apuntar que la política del futbol mexicano, las nuevas reglamentaciones sobre una mayor utilización de futbolistas extranjeros que nacionales, no terminará beneficiando de ninguna forma a la Selección Mexicana. Y la de los clubes que, en apariencia es mejorar su nivel contratando a más futbolistas forá- neos, tampoco ha encontrado el resultado deseado en el Mundial de Clubes.

¿Hacia dónde vamos o hacia dónde se dirige este futbol mexicano? No lo sé, lo que me queda claro es que llegará el momento -si no es que ya estamos en él- donde nos hartemos completamente de jugar siempre bajo el lema del ‘ya merito’. ‘Ya merito’ en el Mundial, ‘ya merito’ en el Mundial de Clubes, ‘ya merito’ aquí, allá y siempre… El futbol mexicano está detenido, atorado, en un paso de calidad que todavía se ve ausente y lejano. Y lo peor de todo es que, con el paso del tiempo, nos hemos acostumbrado a perder.  

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