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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

México y sus ‘fantasmas’

2015-11-17 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Las historias de terror alimentadas por la ciencia ficción parecen condicionar la jornada mexicana de este martes en San Pedro Sula. La realidad es una: México es mejor que Honduras para jugar al futbol. De ahí a demostrarlo en la cancha, podría existir una larga brecha.   

El primer dato aterrador para enmarcar la jornada, radica en conocer y reconocer cuántos años han pasado desde el último triunfo mexicano en territorio hondureño. Algunos dicen que son 50 y otros que 20, cuando en realidad son 22 años en Tegucigalpa (Mejía Barón 1993) y poco más de 50 en San Pedro Sula, donde esta tarde se jugará el partido. El otro hecho que enmarca el ‘temor’ o las dudas mexicanas, tiene que ver con lo que sucedió en la última eliminatoria mundialista, donde el equipo hondureño fue capaz de ir al Estadio Azteca y vencer a una de las más pobres y aberrantes versiones de una Selección Mexicana, y quizá la tercera interrogante radica en que México está comenzando, por enésima ocasión, el proceso de un nuevo entrenador. A todo ello, agréguele los factores comunes: el público, las famosas y casi legendarias ‘serenatas’ en el hotel mexicano la noche previa, el calor, el césped y el clima hostil y todo lo que conlleva un partido de corte eliminatorio de México en canchas de Centroamérica.

En contrapeso a ello están, primeramente, el momento y los resultados de cada selección. Después de la casi ‘trágica’ eliminatoria, México terminó teniendo un mucho mejor Mundial que Honduras. Luego, en el siguiente evento de carácter oficial, apenas en el verano pasado, México fue el campeón de la Copa Oro y Honduras terminó siendo un fracaso. Luego, y siempre, están los futbolistas y ahí México parece tener ventaja, no sólo por el nivel que sostiene, sino también por la diferencia del sitio que cada uno de ellos ‘pisa’ en el futbol internacional en comparación con los jugadores hondureños. Pero pese a todo ello, la duda prevalece y se impone: ¿Es México favorito? ¿En realidad peligra en San Pedro Sula? ¿Puede ganar?

Los ‘dolores de cabeza’ del futbol mexicano en sus aventuras por canchas centroamericanas serían dignas de un profundo estudio psicológico. Hay muchas preguntas que difícilmente tienen una respuesta coherente, o que tiene que ver directamente con la caprichosa y misteriosa mente del futbolista. Ello, y no evidentemente el futbol, equilibra las cosas y provoca espejismos en la cancha, desarma al favorito y transforma en poderoso al aparentemente débil.

Y cada quien recurre a lo que tiene más a la mano: México, su historia, su estructura e infraestructura, su poderío, y Honduras a un tema anímico, a una situación donde el temperamento, el carácter y, si usted quiere, hasta el físico, pueden ayudarle para balancear la jornada.

La última vez que México estuvo en el Estadio Olímpico llegó a desperdiciar una ventaja de dos goles (obra del Chicharito) con un equipo dirigido por el Chepo de la Torre que pareció, en un momento dado, retroceder y tratar de conservar la ventaja en lugar de mantener la presión al frente para terminar de ‘matar’ al rival. Al final, incluso ese México dubitativo, muchas veces en una faceta irreal de lo que ha sido su historial futbolístico en el área, había jugado mejor que su rival con todas las condiciones que también se tendrán hoy.

Los futbolistas hondureños han recurrido otra vez a los argumentos que van más allá del campo del juego y que suelen presionar a los futbolistas mexicanos, pero al afirmar que la mayor presencia europea en el Tri podría perjudicarles en las condiciones hondureñas, me parece una contradicción. Al final del día, más allá de la temperatura y el grito del aficionado, está el futbol y el futbol debe marcar las distancias en la cancha. Honduras quiere suplir lo que no tiene hoy en día, jugadores en un alto nivel competitivo, en el tema psicológico, que sabe que históricamente le ha traído complicaciones a los mexicanos.

Conclusión: Antes de jugar contra Honduras, México juega contra sus propios ‘fantasmas’ y ello resulta en una misión mucho más comprometida que los propios jugadores del señor Pinto.

Tenemos cierta reserva por declarar a México favorito, pero podría serlo, tiene que serlo. El problema, más que Honduras, es el propio México. Si primero apacigua sus ímpetus, calma sus ansiedades y remordimientos, si le gana a sus propios temores, resolverá favorablemente la jornada en San Pedro Sula.

 

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