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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Nadie se mete con ‘la mafia’...

2016-08-19 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Como tenemos un deporte atrasado hasta los tiempos medievales, vamos a meternos directamente en esa época: el pueblo pide y exige ‘una  cabeza’. Le daremos una para que duerman tranquilos.

Y está muy bien, preparemos el mástil de la plaza mayor para ‘la ejecución’. Colguémoslo a él, el culpable, el villano perfecto, la víctima propicia, el hombre que, desapareciendo, resuelve todos los problemas del deporte mexicano.

La ‘cabeza’ de Alfredo Castillo tiene precio y tiene tiempo. Parece cuestión de horas para que deje la Comisión Nacional del Deporte, pero yo pregunto: ¿Su dimisión resolvería todos y cada uno de los problemas que aquejan al deporte mexicano?

Por increíble que parezca, Castillo se ha convertido en el ‘salvoconducto’, en la plataforma de salvación perfecta ideal que utilizará el Comité Olímpico Mexicano, las Federaciones deportivas y ‘el sistema’ para ‘limpiar’ sus culpas, esconder sus ineptitudes y disfrazar sus corruptelas. Hay que entregar ‘una cabeza’. La de Castillo cumple con los requisitos. Es la ideal, para apaciguar los ímpetus, tranquilizar a los ‘insurrectos’ o ocultar el gran fracaso que ha mostrado el deporte mexicano en Río de Janeiro. Tapemos todo. Se va él y vendrá otro y a ése le mostraremos ‘la cabeza’ del ‘sacrificado’ para que entienda que con ‘la mafia’ organizada del deporte mexicano nadie se puede meter. Parece una crónica dramática, terrorífica, pero retrata, para mí, la escena que estamos por vivir en el deporte mexicano.

Alfredo Castillo no era el hombre idóneo para dirigir el deporte de México. Eso me queda claro, pero también, me queda muy claro, que la mayor parte de sus antecesores, algunos de ellos grandes y reconocidas figuras del deporte mexicano, tampoco tuvieron una solución apropiada y terminaron sirviendo y  entregándose a ‘la  mafia’. Con sus virtudes, con sus carencias, con sus desplantes, manejando el dinero del presupuesto  destinado por el gobierno al deporte, Castillo trato de exigir un poco de orden, de transparencia, entendiendo que durante décadas el deporte mexicano se ha manejado por grandes intereses, cacicazgos y dictaduras. Ha cometido, esta claro, algunos errores, pero el más grave de todos supone ser el de exigir un poco más de claridad en la administración. El ‘Don Corleone’ del deporte mexicano le mando un mensaje contundente: no te metas aquí porque serás ‘sacrificado’.

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 agonizan y el deporte mexicano ha mostrado su parte más miserable, pero parece lejos, muy lejos de un plan, de una solución y sí, en cambio, esta listo para ‘ejecutar’ la primera cabeza que más allá de resolver o de exponer los problemas reales del deporte mexicano, lo único que hará será esconder y tapar a otros culpables.

Castillo es uno de los responsables. No es el único, pero ‘su cabeza’ va a colaborar para tapar nuevamente la coladera, en la que se refugia toda la podredumbre del deporte mexicano. Una de sus grandes ‘faltas’ fue meterse con ‘la mafia’, una ‘mafia organizada’, no muy ajena y tampoco sorprendente en otros rubros más destacados del país: educación, seguridad, salud o economía.

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