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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

“Pongan huevos”

2015-10-09 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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He tenido la ocasión de inmiscuirme en algunos (no muchos) discursos de motivación de un entrenador en un vestidor justo antes de un gran partido. Y entre tantas cosas que se dicen, desde aspectos técnicos, pasando por advertencias de concentración y de inteligencia, entre arengas que prometen, que gritan, que advierten, que unen, siempre la mejor, la más profunda y más analítica frase es: “Pongan huevos...”.  

¿Presión? La presión en el futbol como en muchas otras cosas de la vida es buena, siempre y cuando se tenga la personalidad y los tamaños para afrontarla o sobrellavarla. Tal parece que la presión estará en la cancha de México este sábado y más allá  de Ferretti, del interinato, de las bajas que pueda tener este equipo, de la incertidumbre por lo que viene, están los futbolistas, los que deciden, los que la meten o la fallan, los que corren y pelean. Ellos, en sus manos, en sus pies y en su cabeza, está el boleto a la Copa Confederaciones y el orgullo de vencer a Estados Unidos.

Los medios aquí no han terminado de meterse en el juego y probablemente no lo harán jamás, a menos de que el sábado por la noche se dibuje un triunfo contundente de la selección de casa. Landon Donovan, el histórico exjugador de Estados Unidos, uno de los ‘padres’ de la rivalidad futbolística entre ambas naciones, ha lanzado un dardo buscando una reacción: “Si Estados Unidos no gana, Klinsmann debe renunciar”, dijo el exjugador del Galaxy. Pero ni siquiera ello ha alentado demasiado el morbo alrededor de una Federación que siempre respeta los planes y los proyectos y que tiene a la continuidad como una bandera esencial para buscar su desarrollo. Esa falta de ambiente, de clima, se acrecienta un poco más ante el proceso de inicio (todavía) de la temporada del futbol americano (la famosa NFL) y el hecho de que anoche mismo comenzó la fase de la postemporada del beisbol, el alguna vez llamado ‘pasatiempo nacional’ en este país.

En apariencia y sin apariencia, México es ‘el dueño’ de la presión.   

Pero Ferretti tiene los futbolistas indicados para convertir esa necesidad o apremio en una ventaja y que a través de jugadores como Rafael Márquez, Andrés Guardado, Oribe Peralta, Miguel Layún y Javier ‘Chicharito’ Hernández, México muestre una escena competitiva que se traduzca en un triunfo sobre Estados Unidos. Esta vez, está claro: no importa el cómo, el por qué, ni la forma, ni las maneras, lo único que vale es ganar. Y Klinsman utilizará una fórmula similar: jugadores de experiencia (Dempsey, Altidore y Bradley) entendiendo que esta clase de juegos se ganan con una combinación de inteligencia, de fuerza bruta y de cierto talento técnico.

México viene de ganar la Copa Oro, pero hay que recordar que en los días finales de Miguel Herrera no había ya la certeza futbolística de nada y que Estados Unidos tuvo una amarga actuación en ‘casa’ en ese mismo evento. Los dos, tienen sus grandes dudas e interrogantes.

La presión esta con México, porque al final del día, el futbol sigue siendo más importante para México y porque los negocios, los intereses, casi siempre se pintan de verde, el verde de los dólares y del antiguo color tradicional de la camiseta del Tri.

Creo que de alguna u otra forma, México está listo para ganar y también para perder. Ya en uno de los palcos del Rose Bowl, aparecerá mañana la figura de Juan Carlos Osorio, el nuevo entrenador de la Selección Mexicana. Si el boleto a la Confederaciones, se logra, Osorio tendrá otro motivo para trabajar y otro escenario donde trascender.  Si no se logra, la Federación anunciará la próxima semana que comienza una nueva era y que lo que quedó en el pasado, en el pasado está y punto.

No se trata de envolver al duelo en una bandera, en un tono nacionalista, en las grandes divergencias y también las muchas coincidencias que tiene los dos países. No es un lío de inmigración, tampoco de política y muchos menos de  Donald Trump. Es un juego de futbol, un simple, trivial, banal, lúdico duelo de futbol. Que hay un boleto muy preciado para la Copa Confederaciones, es verdad. Que hay un alto orgullo deportivo de por medio, también es una realidad y que México es dueño de la presión, nadie lo duda. Y esa presión se revierte y se convierte en un ‘aliado’ con personalidad, con entrega, con algo de futbol  y con lo que, al final, termina siendo el momento sublime en el discurso de un vestidor: “Pongan huevos...”

 

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