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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Renovarse o morir

2018-07-27 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Estamos por presenciar —o quizá ya lo estemos viendo— el derrumbe de un 'matrimonio' que parecía perfecto e indisoluble: el del futbol mexicano y las televisoras abiertas.

“Los costos asociados a este evento (el Mundial de Rusia 2018) —y al futbol en general— hacen de ésta una línea de negocio cada vez menos sostenible desde el punto de vista financiero, ya que afecta la rentabilidad consolidada de la compañía. Estamos obligados a revisar el negocio del futbol de forma integral y evaluar la viabilidad de mantenernos en él”.

Las declaraciones del presidente de Televisión Azteca, Benjamín Salinas, deben ser tomadas con la seriedad y la gravedad que ameritan.

La televisora es una de las gestoras más trascendentes que el futbol mexicano tiene hoy en día. Las palabras de Salinas suenan a una realidad: el futbol en México ha dejado de ser un negocio rentable.

TV Azteca fue el líder de la audiencia en la televisión mexicana durante el Mundial. Sus transmisiones, con Christian Martinoli y Luis García al frente, resultaron en todo un éxito, pero ello no parece suficiente para satisfacer las necesidades de la empresa. TV Azteca es dueño de dos clubes del futbol mexicano y éste parece entender —por las malas— que su modelo de negocio está estancado o a punto de comenzar a derrumbarse.

Los tiempos de poder absoluto —de monopolio o duopolio— no le convienen a nadie. No entiendo las desesperadas palabras del director de TV Azteca. Hace algunos meses, el futbol mexicano tuvo oportunidad de compartir el negocio de la Selección, de abrirse a nuevos socios, a dineros frescos, a otros esquemas y lo único que hicieron fue proteger 'rabiosamente' el monopolio o duopolio.

Ese será, supongo, otro de los grandes retos de la administración de Yon de Luisa. Generar un mercado sostenible para las televisoras abiertas, incorporar a nuevos competidores que no sólo representarán una mejoría para la audiencia o el aficionado, también proveerán de más flujo de dineros a la industria y la posibilidad de compartir retos y responsabilidades. El futbol en México se ha adecuado a los cambios que se han generado alrededor de su propio negocio. 

Las televisoras abiertas fueron, en su momento —y eso lo sabe bien Televisa— una dupla perfecta, magistral para generar recursos, rating, patrocinadores y tener 'el poder'.

Hoy, hay una apertura diferente en la comunicación. Las televisoras de señal restringida han tomado fuerza, han aparecido las redes sociales y los contendidos se han vuelto la parte más poderosa de la industria. Los canales han pasado casi a un término secundario de la operación.  Estamos ante una posición donde no renovarse es morir.

Necesitamos otras ideas, voluntades abiertas, transparencia total y la voluntad de entender que el futbol se juega 'en equipo' y si no se afrontan los nuevos retos 'en equipo', el fracaso será inminente.

Hace años que se habla de un modelo como el que tienen las Ligas más avanzadas del mundo, donde el termino 'todos' debe ser el más importante. Un contrato de televisión común, que incluya a todos los clubes y que genere ganancias para todos y que, además, incluya a todos los participantes de la industria. Televisoras abiertas, de cable, canales de internet, redes sociales. Esa será la única manera en la cual el futbol mexicano dará pasos de crecimiento en materia económica y también deportiva. 

El futbol mexicano necesita cambiar. Y si no quiere hacerlo, si se resiste a nuevos modelos y a trabajar 'en equipo', los cambios llegarán por 'las malas'. En renovarse o morir…

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