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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Alanís le dio un punto a Chivas y le quitó dos

2018-02-26 | FELIPE MORALES
FELIPE MORALES
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Oswaldo Alanís tenía la mirada fija en la pelota, como cuando te hablan y estás pensando en otra cosa. Estaba por resolver un problema desde el punto penal. Era el último vapor del partido. Oswaldo estaba muy pegadito al balón, como elevándole una oración; entonces silbó el árbitro y un huracán de pensamientos pasó por su cabeza: ‘Si lo anoto, seré el héroe que convirtió dos penales y le dio tres puntos a su equipo. Si lo falló, volveré a ser solo un defensa más, de apellido Alanís’…

Y así se reabrió el expediente del ‘Caso Alanís’, a través de las oportunidades deportivas, de un futbolista marginado, al que, contra Pumas, se le otorgó la batuta de las responsabilidades, desde los once pasos. Y Oswaldo se enfiló, con pasitos cortos. Tres para ser exactos. “¡Lo va a volar!”, decía la lógica de quien entre más cerca está del cuero, más lejos está del gol. Y entonces, Alanís conectó el esférico. Hubo una pausa. Se hizo un silencio…

“¡Alanís la falló!, ¡Alanís la falló!”, confirmaron en Plutón, en donde fue a parar ese balón. Oswaldo se fue gritando improperios hacia el anonimato; Ciudad Universitaria recobraba su espíritu; la cara de esperanza de Matías Almeyda se diluía en agua hirviendo, el pasto quemaba...

Antes de aquel drama, Pumas había cosido el partido con un hilo fino, casi invisible, con un borde de talento suficiente, que no es lo mismo que evidente. Nico Castillo  había aprovechado una carambola en el área, después de una pared auriazul, y había mandado a la red un rebote. Se confirmó que los goles no valen por su estética, sino por su eficacia…

Desde su miopía, César Arturo Ramos había detectado un penalti inexistente, de Alejandro Arribas sobre Carlos Cisneros. Alanís había colocado la pelota, fuerte, rasa y colocada hacia la buchaca inferior izquierda para la cristalización del empate a uno. Hasta ese entonces, Oswaldo era el héroe aclamado, que repartiría autógrafos, con gafas y un futuro europeo…

Chivas, entonces, activó las turbinas de la juventud. Guadalajara es eso: El equipo que normalmente muere con honor, pero que igual pierde la vida. Seis partidos sin ganar en Liga, lo confirman como un permanente mortal. 

“¡Todo por Alanís!”, “!Almeyda no debió dejar que cobrara el segundo penal!”, ruge desde la garganta imponente el aficionado rojiblanco."¡Ni con ayuda del árbitro pueden!", revira la afición felina, mientras la pelota sigue viajando desorbitada, de planeta en planeta, tratando de encontrar la paz que no tiene Oswaldo Alanís: el cobrador de penales, que le dio un punto al Guadalajara y le quitó dos…

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