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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

El futbol es todo menos una guerra civil

2018-01-22 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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La palabra “guerra”, utilizada por Nico Castillo para definir con contornos descontextualizados al Pumas vs. América, también es un concepto temerario, que se devora al sentido de lealtad y al futbol en su más inmaculada expresión. Pero tiene un punto flaco: nos hace cuestionarnos si la pelota forma parte de esa batalla. Al rescate de esa pregunta, brota una gambeta, un cabezazo al travesaño, una atajada imposible. Ante declaraciones tan alarmantes y absolutas, todo sirve para que aflore el espíritu del Fair Play, aunque en la cancha todo se empañe…

Mucho porque, después de 21 partidos, este Clásico no vio goles en ninguna portería; otro tanto porque Castillo fue cosido a patadas por un Bruno Valdez superado, que piensa poco y pega mucho. O por los manotazos de Mateus Uribe en la cara de David Cabrera, enfrente de la miopía del árbitro Luis Enrique Santander, o porque, simple y sencillamente, el futbol sí es una contienda, camuflada entre el lodo y la sangre, que se transmite en cadena nacional…

Como si se quisiera confirmar el concepto vertido por Nico, el juego fue una conflictiva transición entre lo deseable y lo posible. Entre los desbordes de Cecilio Domínguez y las atajadas de Alfredo Saldívar; entre las piruetas aéreas de Castillo y la intromisión de la madera o de la gravedad, que no hizo bajar un balón que en la red se debía anidar, todo se consumió en la opacidad.

Si este Clásico, que otorga las llaves de la ciudad, fuera una palabra, a los aficionados de ambos bandos les gustaría que hubiera sido “mejor”, desde la precisión, aunque el Piojo sume ocho duelos invicto, frente a los auriazules. Alguna vez contaron que los partidos se ganan con garra. Se confirmó después que eso no prevalece en las temperaturas volcánicas de Ciudad Universitaria…

También porque Oribe Peralta, que siempre corre todas, dejó de hacerlo, porque no tiene tres pulmones o porque el debutante Andrés Ibargüen entró al campo en algo muy parecido al ‘modo avión’ y no tocó, con trascendencia, su primer balón en el futbol mexicano. En Pumas, Alustiza se fundió en esfuerzo y Formica se degradó en intrascendencia. La culpa debe ser del calor, que fue el único que ayer ganó…

Nico aún conserva el dejo de nostalgia con el cabezazo, que colocó en el travesaño, o el balón que pasó a tres centímetros del poste derecho; Cecilio todavía se imagina que Saldivar no le tapó dos goles. El partido pudo ser 2-2. Entre estos dos y por estos dos, fue 0-0.

Uribe fue expulsado por patearle la cara a Castillo en un intento de chilena. Había una pelota de por medio, pero Santander no solo no ve sino que cuando lo hace no entiende lo que observa. El futbol es todo menos una guerra civil, que sirve para escapar de la realidad. Aunque ésta sea que el América extiende su paternidad en CU, donde, en Liga, no pierde hace siete años, pero Pumas es superlíder…

 

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