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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Lo que se avecinaba en CU no podía ser distinto

2018-11-04 | FELIPE MORALES
FELIPE MORALES
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Un pesimista es un optimista con información. Y Pumas tuvo demasiada sobre un Cruz Azul, Campeón de Copa, líder general y clasificado a la Liguilla. 

Porque el futbol entiende de presentimientos, lo que se avecinaba en CU no podía ser distinto, desde la óptica anímica, porque no hay equipo más motivado que La Máquina. 

Es cierto: Pumas también sabía de consistencias, pero aquellos ocho partidos sin derrota se evaporaron entre las nubes grises de Ciudad Universitaria, en donde las piedras a veces sueltan un vapor consumido en el viento y quemado, como se quema un papel con el filo del fuego de una vela. 

Porque Cruz Azul fue más desde el aire y desde la anticipación. ‘Sé lo que te voy a hacer y te lo haré’, pensó Édgar Mendez cuando arrancó antes para parecer más rápido que un superado Alan Mendoza. Adrián Alerte detectó aquella pericia española y colocó el balón en una catapulta para elevarlo hacia Méndez, que, en las alturas, le puso la cabeza de almohada a aquel balón mandado a dormir a la red. 

Para ese entonces, las sonrisas, que a veces lloran y los ojos, que a veces hablan, veían cómo a Pumas le arrancaban el triunfo desde la maximización celeste del error auriazul, en una salida de rutina. Rentería cruzó un disparo al palo más lejano como confirmación de que en el área no hay segundas oportunidades. 

Pumas era los saltos de un Carlos González, propulsado por un resorte invisible; los disparos desde la pierna de bazuca de Matías Alustiza, que sigue corriendo el partido;  los gritos al vacío de David Patiño. Cruz Azul, en cambio, fue el cazador que se viste de escopeta y que se bebe la pólvora, empostado en un árbol con un cigarrillo en la boca.

Pero en estos partidos, las tramas se tensan, porque a la pelota le gusta saltar para cualquier parte. Y así, un remate de carambola entre Luis Quintana, rebotado sutilmente en Felipe Mora, acortó el marcador. 

Pasó algo parecido entre Pumas y Quintana. Los felinos creyeron que por correr más el partido, merecían ganarlo y Quintana pensó que por haber gritado más y haber manoteado más, aquel gol le pertenecía, aunque fuera de Mora. Cuestión de enfoques...

Al final, Rafael Baca puso una pelota en el poste derecho, Aldrete fue expulsado y los universitarios tocaron los tambores del empate, hasta que fueron acallados por la voz de plomo de un Cruz Azul, que manda. 

No es que se previera una derrota de Pumas por ser pesimista, es que era más probable la victoria de Cruz Azul por ser un optimista con información…

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