opinion.felipe-morales.marquez-el-cinco-copas-con-cuatro-mundiales
Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Márquez, el 'Cinco Copas' con cuatro Mundiales

2017-08-10 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
Comparte en:
Contenido Patrocinado

Desperté a las siete de la mañana con una peculiar ansiedad, muy parecida a la que se tiene cuando prendes la regadera con los ojos regañados, antes de alguna cita para algún trámite o como cuando pides un taxi casi a rastras para que te lleve al aeropuerto. 

No quieres que se te haga tarde. 

Aclaro que pocas veces me levanto a esa hora, porque mis necesidades fisiológicas son perezosas. 

Enrollado entre mis sábanas, prendí la televisión, como un reflejo. Vi mi teléfono, por supuesto. Casi siempre lo hago, incluso antes de ir al baño. Es como una manera de confirmar que es otro día y que ya hay nuevas noticias. 

Es el periódico de nuestros tiempos. 

Ahí se confirmaba lo inevitable. Lo que había leído, visto y escuchado un día antes, era cierto. No podía ser más real. Rafael Márquez había dejado de ser Rafael Márquez…

No hay sentimiento más triste que ese, que la decepción. 

El ídolo tiene comprobadas formas de morir de un puyazo. 

Bajé a desayunar. 

Prendí mis audífonos (ya se prenden, quién lo iba a decir). Y puse música. 

Una vez más me pasó. Se me vino a la mente Rafa.

Lo imaginé solo, mientras escuchaba, “Hoy no soy”, de Jarabe de Palo, porque a la música le encantan las simetrías:

“Hoy no sé quién soy, que no estoy donde quisiera. Hoy sé que no soy lo que prometí, lo que de mí esperan, pero voy a dar lo mejor y volver para siempre, pero a mi manera”.

“Hoy no sé muy bien quién soy, hoy no encuentro la manera, hoy no sé a dónde voy, hoy no soy el que quisiera, pero voy a dar lo mejor y volver a tu mundo, pero a mi manera”.

“Quiero ser el mismo de antes, lo que fui ayer”.

Pensé que estas letras, en forma de canción, eran un mejor comunicado que el que Rafa leyó ayer, solitario como un zorro. 

Me dolió mucho verlo expuesto en una mesa, sin nadie a la izquierda y nadie a la derecha, pero, como es obvio, nadie patrocina un escándalo.

Esa fotografía tuvo mucho de simbolismo.

“Hoy me siento un problema, un cero a la izquierda. Hoy no soy yo”, se escuchó al final de la canción…

II

Elegante. 

Esa es la primera referencia que haría, incluso, un aficionado al tenis si se le preguntara sobre Rafael Márquez. 

Además lo compararía con Roger Federer, desde la armonía de sus trazos de 65 metros al pie amigo, que eran otra forma de expresarse que encontró en el mundo el magnetismo…

Rafa es hasta un olor.

Alguna vez fui a la presentación de su dulce y fresca loción, que hoy huele a duda.

Muchas veces lo entrevisté. 

“Nadie daba un peso por mí”, me dijo sentado en un acolchonado sillón de piel, en el Camp Nou.

Aquella vez, Rafa vestía una playera y gorra en blanco, que le combinaba con una bufanda gris.

Yo me hice pasar como fotógrafo, porque una semana antes este diario ya le había hecho una sesión fotográfica con smoking con motivo de las fiestas navideñas.

Yo estaba en Barcelona, de gira. Entrevisté a todos los futbolistas que en 2007 jugaban en Europa.

Márquez era parada obligada, aunque la entrevista ya hubiera estado saldada.

En un acto mitad irresponsabilidad, mitad deseo, dije que era de Soccermanía. 

Carlos Barrón, representante de aquel medio, y yo viajamos por aquellas tierras con la emoción encendida; así nos metimos como la humedad hasta una sala pegada al vestidor, donde el Barca le programa las entrevistas a sus jugadores, por continentes…

Al lado nuestro habían periodistas italianos esperando a Zambrotta o africanos con cita y café con Samuel Eto’o.

Entre aquella constelación de representantes de sus países vestidos de azul y grana, Rafa apareció así: Elegante, dueño, confiado, mexicano. 

El Barcelona le pertenecía. 

Mientras mi colega Barrón le hacía la entrevista, yo tomaba las fotos. 

Rafa me conocía. No entendía qué hacía yo como reportero de la lente. 

Después vino mi turno. Era el tiempo de las preguntas. 

Y vino aquel resonante “nadie creía en mí”, pronunciado con el orgullo, que hoy cobra una notoria importancia, fincada en la esperanza. 

Después de media hora, posó contra un cuadro y le pedí un favor: “¿Puedes quitarte la gorra y la bufanda?”. Sonrío confundido, pero lo hizo. “Es para que las fotos sean diferentes”, le expliqué. 

En esa sala había tres mexicanos cumpliendo sus sueños.

Cada quien tenía su entrevista. Rafa, había atendido a las visitas. 

Nos tomamos una foto

Nos tomamos una foto. 

No es que Rafa sea un consumado charlista, pero habla con los ojos. 

No es que Rafa sea culpable o inocente, es que habla su presente o su legado.

No es que queramos creerle, es que habla su buena reputación.

No es que no queramos creerle, es que hablan los 66.9 millones de pesos recibidos por sus fundaciones, provenientes del narcotráfico para lavar dinero,  de 2012 a 2015.

Hoy, como en aquella entrevista, nadie da un peso por él.

Para algunos será el olor de su fragancia que se convirtió en dolor. 

Para mí Rafael Márquez es desde ahora el ‘Cinco Copas’ que jugó cuatro Mundiales.

Contenido Patrocinado