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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Messi ofreció una especie de misa

2017-04-23 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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Estamos en presencia del desdoblamiento del personaje sobre la persona.

Lionel Messi dejó en el vestidor la melena de espagueti y se dejó una barba que tiene mucho de vikingo.

En menos de un mes no se tapó la boca para llamarle “hijo de puta” a un árbitro y festejó con los pulmones en las manos, arrimado a la tribuna culé en la remontada de ensueño en Champions League contra el PSG.

Hoy sangró como una hiena herida por un codazo de Marcelo; después hizo su gol 499 y 500 con el Barcelona y, al final, se quitó la camiseta para enseñársela a la afición del Real Madrid en algo con perfume de ceremonia.

Lo hizo a propósito. El nuevo Messi, de melenas decoloradas y zapatos color cobre, increpa a los que no vistan de azul y grana, como cuando, en un tiro libre, se ensaña con la mirada bien puesta en la escuadra.

Le place hacerlo.

Cuando se despojó de la playera al encontrar 500 maneras de llegar al gol con el Barça, le vino la idea, como le vienen las anotaciones. Fue un acto imprevisto y espontáneo. Dolorosamente (para algunos) genuino. Al mismo tiempo, Messi se quitó también el mote aquel que le gusta pronunciar al ignorante de sofá que lo llama 'pecho frío' desde la prisa de juicio de los 140 caracteres.

Lionel Messi muestra su playera a la tribuna

Basta hacer una búsqueda en Google escribiendo este vituperio para confirmar que el huérfano de razón debería tener prohibido el uso del internet.

Porque en ese instante, no había nadie más caliente, mas que Messi.

Y entonces, con el fulgor de un cerrillo encendido, ofreció una especie de misa. Se paró estéticamente y, bien alineado entre el pasto y el cielo, presentó sutilmente la camiseta con su nombre hacia la grada blanca, mientras la elevaba, agachó la cabeza y al final se persignó.

Recibió una tarjeta amarilla. Fue una amonestación divina, que despertó enfadado al espíritu de Santiago Bernabéu.

"Repetir algo maravilloso puede ser la mejor manera de demostrar que eres irrepetible", patentó el club catalán en un video de su gol 500.

“Que lo lea y se lo aprenda bien el Real Madrid”, fue el grito escondido en aquel gesto de orador mudo de un Messi, que le dejó el trabajo al simbolismo.

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