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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Tigres está en una Final más, ahora contra Chivas

2017-05-22 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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Tigres avanzó a la Final, contra Chivas, dándole pases al segundero y defendiéndose con el minutero. Con la ventaja de dos goles en el primer partido, ampliada a cuatro tantos en el segundo, se confirmó que el reloj también sabe chutar y que sus manos ahorcaron el tiempo, en el que murió el rival, Xolos. 

Nahuel Guzmán dibujó con pincel un lance, que bien podría ser motivo de recorridos en el museo de las atajadas. Caraglio cabeceó un balón de helio, que se elevó en una rica parábola; el arquero recorrió y recorrió hacia atrás con la angustiosa mirada en el cuero descendiente y la tranquilidad alcanzada en el manotazo final. Fue la venganza de la mano sobre el pie y la cabeza, que tuvo mucho de un gol con guantes. 

Henry Martin después confirmó que Guzmán no solo se había puesto dedos en los guantes sino que también había hecho de sus largas piernas, escudos invulnerables. El delantero punteó, como recurso, y Nahuel atajó, como costumbre.

Xolos fue la ejemplificación de que los méritos a veces no juegan Finales. Mientras el ‘Tuca’ Ferretti salía con el resultado montando a caballo, galopante, autoritario, mezquino y letal, los dos súperlideratos consecutivos de Miguel Herrera tenían la importancia de un cenicero.

El partido era como un infomercial repetido y multiplicado en una madrugada vacía. Era más entetenido leer los términos y condiciones de una aplicación o el instructivo de una licuadora, que un encuentro impropio de Semifinales.

Andre-Pierre Gignac asistió con un taquito pícaro, que se desvaneció entre las piernas cansadas de una defensa aminorada. Recibir un gol con un hombre menos, es recibir dos goles. Javier Aquino cruzó a segundo poste, con parte interna, con el hartazgo de quien se levanta mareado a apagar aquella la tele repetidamente aburrida. 

Después Jurgen Damm hizo el gol definitivo, en una confirmación de que los equipos poética y técnicamente superiores, son en consecuencia más intermitentes, pero superiores al fin. Tigres juega cuando quiere. Y está queriendo. 

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