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Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Yo quiero a Karius en mi equipo

2018-05-27 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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I

Loris Karius se equivocó, como nos equivocamos todos. Se equivocó, como nadie quiere equivocarse. Pero hay que hacer una aclaración: Ser un mal portero no te convierte en una mala persona y ser victimario de tu equipo, tampoco te convierte en víctima. 

Lo platicaba ayer con mi cuñado, que es doctor. Compartíamos la cena y pusimos un ejemplo tan frío como los hielos del mojito que nos bebíamos: “Lo de Karius fue como estar operando el hígado y, por error, cortar la yugular”.

Eso no se parecería tanto un error. Los desaciertos son la extensión del intento. Forman parte de la vida. En todo caso, aquello se asemejaría más a una falta de capacidad. 

Nadie está aquí para hacer juicios de nadie, a nivel personal.

Se habla de futbol, como motor inigualable de charlas de sobremesa: “Karius pudo hacer más en la chilena de Bale”. “Bajó el brazo”. “Ni siquiera lo estiró”. “Mi sobrino de cinco años no le hubiera entregado ese balón a Benzema”. “No se puso dedos en los guantes”. 

Mientras se hable de futbol, todo está permitido; arruinarle la vida a una persona, enjuiciándole hasta el peinado, no.

II

Loris pidió perdón. Terminado el partido, se acercó a la tribuna del Liverpool, con lágrimas escurriéndosele por las mejillas, como se le escurrieron los goles de las manos. “You’ll never walk alone”, fue el eterno lema de este equipo inglés con aterrizaje forzoso en la realidad. 

Fue un gran detalle, desde la óptica de la integridad personal. 

Tampoco debe arrepentirse de nada. No lo hizo con un propósito negativo.

Hay malas personas que son buenos futbolistas y buenos seres humanos que no son buenos jugadores. No hay que ser uno para ser lo otro.

Karius fue, entonces, una buena persona, con vergüenza deportiva consumada en el llanto de la impotencia, de la deuda, de la futura revancha. Pero eso no lo convierte en mejor portero. Ni en uno peor de cara al futuro. 

Si se juegan diez Finales de Champions League, en las nueve restantes, las probabilidades favorecerían al arquero alemán. Lo de ayer fue un extraño colapso. Karius no es tan malo como se empeñó en hacernos creer.

III

A partir de hoy, el verdadero Karius ataja la vida desde la voluntad que tenga para aparecer en público e ir al supermercado.

Los errores se quedan en la cancha. 

Siempre ha sido así. 

También se quedan en las vitrinas del Real Madrid. Es así. 

Karius levantará con dudas hasta la cuchara en el desayuno. La importancia radica en el entendimiento de que fallar profesionalmente no te define como persona; ojalá sepamos también que ser buena persona, no te dota de técnica para meterle bien las manos a un balón de rutina…

Si mañana tuviera que escoger a un portero, elegiría a Loris Karius.

Si falla, la culpa es mía.

Si ataja lo imposible, la culpa habrá sido solamente del destino, aquella manchada noche del 26 de mayo de 2018…

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