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Opinión

El silencio de la autoridad

2017-02-07 | Gerardo Velázquez de León
GERARDO VELáZQUEZ DE LEóN
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Lo ocurrido en el partido entre Cruz Azul y Querétaro es otro ejemplo de cómo los árbitros, a partir de su incapacidad y de los errores que han cometido, perdieron la autoridad sobre los futbolistas y técnicos, quienes ahora no solamente les remientan la madre cada vez que se equivocan, sino que además son objeto de graves acusaciones con cualquier pretexto.

El portero José de Jesús Corona acusó a Alejandro Ayala de retarlo “con la mirada” de manera constante en el partido del pasado fin de semana. A la acusación se sumó el técnico Paco Jémez, quien una semana atrás les había repartido su dosis por los errores en contra de un equipo que se siente perseguido por las malas decisiones de los silbantes y con eso se distraen de su pobreza futbolística.

Hasta ahora sólo se conoce la versión de los cruzazulinos y la de Ayala seguramente no se conocerá. El hecho de que los árbitros no puedan hacer ninguna declaración los hace blanco de este tipo de persecución que se suma a la de su falta de talento y trabajo, a la de las grillas y división que hay en su gremio y que los tiene en una de las peores épocas en su labor.

Es decir, los árbitros no solamente son malos, sino que además son mudos. Imposibilitados de defender su trabajo y su reputación porque así se los han impuesto. Solamente hablan, de manera oficial, cuando tienen la presentación de los gafetes FIFA, la cual parece más un zoológico que otra cosa, en el que la Comisión de Arbitraje expone a sus ‘mejores especímenes’ con un discurso bien aprendido. 

Los árbitros no tienen la preparación que requiere su labor y tampoco tienen la libertad de expresarse. Son prisioneros de un régimen al que respetan públicamente, pero que detrás de cámaras aborrecen y se brincan con filtraciones de la información que les conviene hacer saber.

Si Alejandro Ayala retó de alguna manera, que no solamente sea la mirada, a Jesús Corona, ojalá el Cruz Azul, su portero y su gran directiva tengan la manera de comprobarlo. Hasta ahora, sería una situación de palabra contra palabra y en estos momentos, la reputación de los silbantes no es la mejor, por lo que las tienen de perder. 

Continúan los errores de los árbitros y este asunto se ha escalado a otra posición: la de cuestionar la autoridad de estos personajes, quienes antes ya habían sido acusados de prepotencia y ahora vuelven a darles un golpe mediático ante el público, sin que puedan defenderse porque no solamente son malos en su trabajo, sino que también son mudos.  

Selección en Las Vegas

Resulta cada vez más frecuente encontrar estadios pequeños en Estados Unidos para la gira organizada por SUM. En Las Vegas no es la excepción y mañana jugarán en el Sam Boyd contra un rival de pobreza extrema y que resultaría riesgoso hacerlo en estadio grande. Capacidad de 38 mil asientos, casa de los Rebels de la Universidad de Nevada en la NCAA. 

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