No es nada más orgullo
Un grupo de futbolistas que no cumplieron el objetivo hace un par de años en la Copa Oro, encuentran una segunda oportunidad en el partido contra Estados Unidos del próximo sábado en Pasadena. Muchos de los que perdieron la Semifinal en el 2013, en Dallas, contra Panamá, estarán ahora en California, ya sin José Manuel de la Torre, ya sin Miguel Herrera.
Ser seleccionado nacional representa un gran negocio, no nada más se juega por el orgullo y dignidad, sino también por ambición. Así como se revelaron en Chicago previo a la Copa Oro 2015 al enterarse que de ganar el torneo su rival odiado recibiría más dólares que ellos, ahora parece que negociaron mucho mejor que en meses pasados.
El martes se publicó en la gustada sección del Francotirador que cada futbolista de la selección nacional cobrará 50 mil dólares si son capaces de ganarle a Estados Unidos el sábado. Más o menos 19.5 millones de pesos si tomamos el tipo de cambio con el dólar a 17 pesos. Es decir, por fracasar hace un par de años perdiendo contra Panamá la Semifinal regional y para ir a la Copa Confederaciones, los futbolistas del Tri cobrarán 1 millón 150 mil dólares por este partido, sumado a los 100 mil dólares por jugador que cobraron en la pasada Copa Oro, hablamos de aproximadamente 3 millones 450 mil dólares. Jugador que repite ganará 2 millones 550 mil pesos aproximadamente si es que son capaces de ganar al equipo que dirige Jürgen Klinsmann.
Es por eso que el futbolista está comprometido no nada más a dar su mejor esfuerzo y demostrar su calidad en cada partido como seleccionado nacional, sino también para ser un ejemplo de profesionalismo y entrega a la profesión. Claro que ganan mucho más dinero en sus clubes o en sus contratos publicitarios, pero de la Federación Mexicana de Futbol nadie se puede quejar, ellos ponen todo lo necesario sabiendo incluso que por el fracaso en el 2013 deben invertir más recursos para ir a una Copa Confederaciones.
A este estupendo negocio no le sumamos los viáticos de 200 dólares diarios cuando salen del país, que al no gastar ni un céntimo porque todo lo tienen cubierto por parte de la Femexfut, representa otra importante cantidad, sobre todo cuando se tratan de competiciones tan largas como fue la pasada Copa Oro.
En Los Angeles se habla por todos lados del partido Estados Unidos vs México, y entienden los mexicanos radicados ahí, que la lotería con la que Concacaf vendió los boletos para el Rose Bowl hará que sea una entrada más pareja que en otros estadios en ciudades de arraigo mexicano. Se espera que 45 por ciento sean aficionados a Estados Unidos y 55 por ciento de México, algo bien planificado para que ambas aficiones tengan su lugar en el gigantesco y vetusto estadio donde cada uno de enero se juega el Tazón de las Rosas de la NCAA.
Ricardo Ferretti tiene todo que ganar y nada que perder, pero si hay alguien que le pueda jugar a los estadounidenses al ritmo que no están acostumbrados cuando enfrentan al Tri, es precisamente el entrenador de los Tigres. Se nota equidad en ambos equipos, nadie es superior notoriamente al otro y ambos pasan por un momento de incertidumbre deportiva.
