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Opinión

Psicología aterriza a los futbolistas

2017-03-28 | Gerardo Velázquez de León
GERARDO VELáZQUEZ DE LEóN
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“El egoísmo se acabó en la Selección Nacional”, frase contundente de Juan Carlos Osorio en una entrevista que le realicé para el programa ‘Los Protagonistas’, en donde reconoce que la llegada de Imanol Ibarrondo ha sido fundamental para que él se pueda dedicar a los asuntos meramente futbolísticos, a meterse de lleno al terreno de juego y dejar la responsabilidad de los asuntos psicológicos y motivacionales al coach español.

Y se nota lo que nos dijo el colombiano. La actitud de los futbolistas es distinta, se les ve alegres y comunicativos. Hace mucho tiempo que no se les notaba disfrutando su trabajo, sonriendo y bromeando. 

Claro que además del trabajo de motivación y ubicación que tan bien ha resultado, el estar en la cima de la Concacaf por primera vez en 12 años les entrega un semblante distinto a los seleccionados. 

Contra Trinidad y Tobago ha sido la vergüenza más grande del futbol mexicano, mucho más que el 0-7 contra Chile en Santa Clara. 

Aquel lejano ya 0-4 que dejó fuera de una Copa del Mundo a la Selección Nacional cuando a la grandiosa Concacaf se le ocurrió jugar tres eliminatorias seguidas en una sola sede.      

Aquel terrible episodio fue en Haití y el equipo mexicano quedó fuera de Alemania 1974. Tras perder contra los caribeños, un equipo fuerte, alto y veloz, pero que por nivel y estructura nunca debe ganarle a cualquier combinado nacional, por más mal momento que atraviese.

La Selección Mexicana hará entre tres y cinco movimientos para el partido de esta noche. Siguen y seguirán las rotaciones con el entrenador Juan Carlos Osorio, que sabe que cada vez que tiene al grupo élite del futbol mexicano debe seguir metiéndolos en su profesión, es decir, intentando que vean más partidos y menos juegos de video, que estén pendientes de lo que pasa a su alrededor, que sea una chamba al 100% por ciento. 

Esta noche no se deben permitir accidentes. El dominio debe ser absoluto en la zona, volver a tener hegemonía. Para eso se contrató a Osorio, claro que también para llegar al quinto partido del Mundial, pero hay que ir por partes. Sin ser un futbol vistoso y espectacular, esta Selección tiene la ventaja de sacar los resultados.   

El emporio de la corrupción de Jack Warner, eso es el futbol trinitario. Apoyado con millones y millones de dólares por medio del proyecto Goal de la FIFA, pero que su estructura futbolística está en ruinas: instalaciones que se caen a pedazos y un estadio como el Hasely Crawford que está descuidado, sucio, sin mantenimiento, pero lo peor es el campo, irregular, lleno de hoyos.  

Warner evitó la extradición a Estados Unidos gracias a que a principios de 2016, un juez de la Corte Suprema, el magistrado James Aboud, le otorgó una suspensión de su proceso.   

Pero no puede evitar lo evidente, la corrupción absoluta en la que vive el futbol trinitario. La imagen que entrega Warner ante la sociedad de su país es la de un funcionario que usó a la Concacaf como su negocio personal, señalado, entre otros actos de corrupción, en recibir 10 millones de dólares de funcionarios sudafricanos con el objetivo de que “SU” confederación votara por ese país para organizar la Copa del Mundo del 2010.  

El estadio semiabandonado tiene capacidad para 23 mil aficionados y el palco de Warner luce intacto, como si no pasaran los años y sus 250 asientos estilo teatro ahora son ocupados por los miembros de la “nueva” federación de Trinidad y Tobago.

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