Se quedan sin silbantes, se quedan sin talento

El arbitraje chatarra que se ha vivido en la Liguilla debe ser considerado para un verdadero cambio. Nada distinto pasa a lo que se vivió con Rafael Mancilla desde la llegada de Héctor González Iñárritu a la presidencia de la Comisión de Arbitraje, demostrando que la crisis va más allá de la silla del encargado del despacho.

Hace un año se anunció con bombo y platillo el regreso de Edgardo Codesal al área técnica junto al asesoramiento de Gilberto Alcalá. Todo parecía que encontrarían el rumbo para la mejora del nivel del arbitraje y para la estabilidad del gremio que tanto se había afectado por las grillas e intereses de unos cuantos. No ha sido así, sigue el arbitraje mexicano en decadencia y da la impresión que no tiene solución, porque hasta los grandes prospectos de los nuevos encargados del área técnica, como César Ramos Palazuelos y Roberto García Orozco, les han fallado.  

No hay en este momento una figura en el arbitraje mexicano, sólo se notan árbitros ‘saca partidos’ y que ni siquiera lo hacen correctamente. Sin personalidad, sin la instrucción necesaria y sin el valor para marcar lo que ven, o bien inventar jugadas dependiendo de la camiseta del equipo al que le pitan. Ellos hacen que las especulaciones apunten a favorecer a los equipos poderosos, pareciera que cargar la mano al débil es constante, o al menos así fue en los Cuartos de Final.

El primer paso para mejorar al arbitraje es que tengan el mismo trato que los demás protagonistas del futbol. Cuando hay un castigo para  jugadores, entrenadores, directivos se hace público, con los árbitros todo es secrecía, todo lo dejan a la imaginación o a la filtración que se da desde sus propias oficinas. Así nos enteramos de que César Ramos no estará más en esta Liguilla. Por qué no tienen la capacidad de entender que emitir un comunicado sería más transparente y no daría paso a especulaciones. Ahora, ¿si sacrificaron a Ramos Palazuelos es el camino a seguir a partir de ahora? Si es así, entonces cada árbitro que se equivoque será eliminado y siguiendo este criterio no veremos más a Roberto García Orozco y a Francisco Chacón por sus errores en las vueltas de los Cuartos de Final. Se quedan sin silbantes, se quedan sin talento.

El problema del arbitraje es de fondo, pongan a quien pongan será lo mismo. No es porque reciban instrucciones para beneficiar a unos o afectar a otros, es porque simplemente no tienen el nivel de preparación necesario para poder brindar el servicio que están pagando los equipos. Claro que el arbitraje da o quita, pero que lástima que la Liguilla quedó manchada por la ineptitud de unos cuantos y que el eterno lugar común de que el arbitraje mexicano es de lo mejor del mundo, queda evidenciado en que es todo lo contrario.  

Codesal tendrá en sus manos una difícil decisión para la elección de los seis partidos que le restan al Apertura 2015. ¿Pitarán los menos malos o los experimentados? ¿Quién realmente se ha ganado un lugar como árbitro protagonista exitoso en el campeonato para darle tal responsabilidad en medio de esta crisis?

Si llega el América a la Final, no le hará mucha gracia a Toluca o Tigres, el romper el ritmo de Liguilla puede ser un factor desfavorable para cualquiera de estos dos equipos. Solamente en este país el futbol se suspende en el momento más importante del campeonato, porque si bien en Copa Libertadores pasa lo mismo cada cuatro años con el mundial de futbol, no deja de sorprender que no se haya programado una jornada doble más para evitar jugar la Final en plena navidad. Claro, para eso el América debe supera a Pumas, algo que no se ve tan sencillo, pero de que puede pasar, claro que puede pasar.