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Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

De ingenuos, el TAS y las promesas de Decio...

2017-05-03 | IGNACIO SUÁREZ
IGNACIO SUÁREZ
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¡Ganan los árbitros! ¡Triverio y Aguilar se van un año! Eran los titulares de la mayoría de los medios aquel martes 14 de marzo. El grito de ¡a huevo! acompañado de la 'roqueseñal' invadió el recinto, dicen era del Negro Camargo. Esto, nos dicen, sucedió un día antes, en la tarde del lunes, cuando la Federación Mexicana de Futbol dio a conocer oficialmente el incremento del castigo de un año para Pablo Aguilar y Enrique Triverio. 

¡No que no! ¡nos chingamos a esos putitos! fueron otras frases que se escucharon entre los ahí presentes, al tiempo que chocaban las palmas al estilo de quienes felicitan por haber conectado un home run. Ahí estaban tres de los cuatro caudillos del paro arbitral: Francisco Chacon, Roberto García y José Luis Camargo. 

En ese momento todo era felicidad, sonrisas. Los teléfonos no dejaban de sonar, lo mismo para felicitarlos por el 'triunfo', que para solicitarles una entrevista o información. No era para menos la euforia; habían logrado contra todos los pronósticos (incluyo el mío) parar la liga, poner de rodillas a Decio y sobre todo a los 'Doña Tele', la dueña del balón. No sólo eso, también lograron echar abajo el plan 'B' que fraguaban los dirigentes arbitrales por ordenes directas de Bonilla y Decio.

Carlos González, quien se desempeña como asesor, comisario, un auténtico ejecutivo 'V', un 'todo terreno', desde hace mucho fracasó en su plan de reclutamiento de esquiroles con árbitros de divisiones inferiores. El tiempo les había jugado en contra a un confiado Bonilla y a un Decio cegado por la soberbia.  

Decio los subestimó. NUNCA pensó que se atrevieran siquiera a parar un SOLO juego, ya no digamos toda la liga aquel fin de semana que inició aquel viernes 10 de marzo. NO hubo tiempo para traer silbantes de otros lados, los agarraron con los dedos en la puerta. 

Ante los hechos y las circunstancias parecía que habiamos visto la versión futbolística de 'David venciendo a Goliat'… parecía. La tarde de aquel viernes 10 de marzo, 'tres mosqueteros arbitrales' (Roberto García, Paul Delgadillo y Francisco Chacón) tomaron el elevador rumbo al tercer piso de las nuevas oficinas de la FMF. Al fondo, en el 'pent house', está ubicada la oficina de Decio, que los habían citado. 

Acomodándose el bigote, uno a uno fue recibido por un Decio diplomático. Con un apretón de manos, y hasta un abrazo a algunos, les dio la bienvenida a su oficina. El jerarca de la Femexfut tenía sobre su escritorio la carta que Roberto García Orozco, a nombre de la AMA, le había hecho llegar un día antes a González Iñárritu, donde estaba la amenaza: o había sanciones más drásticas contra Aguilar y Triverio, conforme al reglamento, o ellos se reservaban el derecho de actuar conforme a sus intereses. 

Ahí, Decio de María, como político en campaña, exclamó: “Cabrones, confíen en mí. ¡Claro que habrá sanciones drásticas! ¿Acaso NO confían en mi palabra?” nos dicen, les dijeron al término de aquella plática, despidiéndolos con una palmada en la espalda. El anuncio oficial se haría esa misma tarde a las 19 hrs.

En ese lapso, esos tres mosqueteros arbitrales decidieron hacer una escala en el restaurante del Hotel Fiesta Inn, ubicado en el Boulevard Aeropuerto de Toluca. Fue ahí, que casi escupen el café al enterarse de que Pablo Aguilar sólo había sido sancionado 10 juegos y Triverio ocho. Esas, por supuesto, NO eran las sanciones ejemplares que les había prometido Decio con palmadas en la espalda. Vino de ahí, la llamada y la decisión de parar para José Luis Camargo, el otro mosquetero, al que el destino y la programación arbitral había designado para el Veracruz vs Puebla, junto a Santander.  Lo que siguió fue el caos.

Jesús Martínez, de Grupo Pachuca, se convirtió por decisión propia en intermediario. 'Doña Tele' estaba furiosa, sus principales directivos ya de fin de semana. Sin tiempo, sin esquiroles y sin opciones, Bonilla anunció que se paraba la jornada. Los dueños del balón citaron a algunos a una reunión de emergencia. 

Bonilla se reunió junto a Anna Peniche, su pareja sentimental y directora jurídica de la FMF. ¿Qué podían y que NO podían hacer en este caso? Había que estudiar las reglas, los estatutos, las reglas de la FMF, la FIFA, incluso el TAS, si se llegara a esos términos. No era una decisión anormal, a ella y a él les pagan para contemplar todos los posibles escenarios. 

Vino aquella reunión fast track del domingo 12 de marzo. Ahí llegaron Jesús Martínez, Jorge Vergara, Francisco Suinaga, Yon de Luisa, Álvaro Dávila, Alejandro Irarragori, Rodrigo Ares de Parga, entre otros. NO hubo mucho debate, porque NO había mucho que debatir, fue una reunión muy rápida. Una de las estretegias era jugar a ser Poncio Pilato: “La liga NO puede pararse un día más. ¿Quieren sangre? Que la tengan. Castiguemoslos el año que quieren. Seguro que habrá apelaciones al TAS, que sea el TAS el que decida y listo. Pongamos el balón en su cancha y listo, si el TAS los perdona (sic) o castigan ya no sera nuestro 'pedo'. Palabras más o palabras menos, se dijeron antes de salir de la FMF. La suerte estaba echada. Conocían perfectamente todos los escenarios legales posibles. 

Dejaron en manos de los clubes la decisión de apelar al TAS o no. Sabían que tenían amplias posibilidades de ganar si lo hacian basado en un precepto legal irrefutable emanado en los estatutos de ese organismo rector: “Los únicos que pueden apelar un castigo, en primera instancia, son los jugadores castigados, NO el ofendido. 

El tablero de ajedrez se había movido magistralmente, Decio y su pandilla 'sacrificó' a sus dos 'alfiles' (Aguilar y Triverio) para en el enroque dar jaque mate al gremio arbitral. 

Los habían chamaqueado y hoy estan indefensos, la decisión es inapelable y en caso de hacer un paro, ya NO sería la FMF la que tendría que tomar medidas, sino la propia FIFA, y entrarían en desacato de sus estatutos y serían expulsados del futbol organizado. 

Aquellos gritos de ¡No que NO! ¡Nos chingamos a esos putitos!... bien pudieron tener otro escenario y otros actores el día de ayer. A los 'tres mosqueteros' los venció al final D´Artagnan. “Cabrones confíen en mí” dicen que les dijeron… esa frase hoy retumba con fuerza en la cabeza de aquellos ingenuos mosqueteros. Lo que aquí escribimos el 15 de marzo pasado, simplemente se cumplió al pie de la letra. NO había secretos.  

“Mala decisión confiarle la oveja al lobo”: Terencio.

 

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