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Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

El deporte y el espionaje

2017-06-21 | Ignacio Suárez
IGNACIO SUáREZ
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La conjugación del verbo espiar es a propósito al artículo que publicó el prestigiado diario New York Times, respecto a que el gobierno de Enrique Peña ha pagado fortunas para espiar a periodistas, activistas y hasta adolescentes.

Por supuesto que el tema es gravísimo, reprobable, bochornoso y puede ponerle mil y un calificativos más, y en los cuales seguramente estaría de acuerdo al mil por ciento. Sin necesidad de rasgarnos las vestiduras habrá que concluir que, a pesar de ello, y de que NADA lo justificaría, sería de una estupidez e ingenuidad absoluta que un periodista crítico supusiera siquiera estar libre de tener 'pájaros en el alambre' en todas sus comunicaciones. 

Todos los gobiernos lo han hecho, lo hacen y lo seguirán haciendo. Así sucedió con Nixon y su 'Watergate', así le está sucediendo a Trump con sus relaciones con Rusia. Los espionajes cada vez son más sofisticados y a la vez más sencillos que antaño por la bendita o maldita tecnología, según el cristal con que se mire, dependiendo si se es el acusador o el acusado. 

Se hace en la política, en la industria, en las relaciones personales y por supuesto en el deporte. Es el estiércol con el que nos toca convivir y lamentablemente nos tocará, así que dejemos de darnos golpes de pecho y enfrentémoslas porque el problema real NO es cómo o a quién espiar, sino evitar que cachen al que lo está haciendo. 

Repasemos algunos casos importantes en el deporte. El polémico periodista español José María García (http://blogs.periodistadigital.com/periodismo.php/2007/03/01/asi_es_el_polemico_jose_maria_garcia), quien fuera el más influyente y poderoso de aquel país a partir de la década de los ochenta, fue acusado en varias ocasiones de espionaje, de colocar micrófonos en los banquillos de los equipos, lo que provocó un escándalo cuando captó que un entrenador mandara 'quebrar' a un rival. García incluso fue a la cárcel por acusar de malos manejos a un dirigente deportivo, aunque finalmente recibió el indulto. Su libro 'Corrupción en el deporte español', publicado en 1979, es imperdible. 

En México, han existido varios casos. Muchos viejos aficionados recordarán cuando un silbante llamado Epifanio Baños (QEPD), resentido por haber sido despedido a finales de 1987, decidió filtrar al programa de José Ramón Fernández -en la entonces IMEVISIÓN hoy TV Azteca- un video tomado de una charla de los silbantes, donde Alfonso González Archundia, titular de la Comisión, despotricaba de esta manera:

"¿Estamos puros árbitros aquí?" -se cerciora primero-, y después arremetió contra medio mundo. "Convénzanse que es un infeliz, porque no es otra cosa... Acaba de salir del cascarón, tiene uno o dos años jugando al futbol y se atreve a criticar a Marcel Pérez Guevara, uno de nuestros mejores árbitros. Marcel tiene 24 años como árbitro... Ese güey qué sabe de futbol... ¡Es un pendejo! ¡Cómo dice por televisión que el árbitro echa a perder el partido!"... "Ahora tengo que ver la pinche televisión a fuerza, porque me tengo que enterar de muchas cosas que los rodean a ustedes. Yo con gusto no vería la televisión, con esos méndigos que no saben ni hablar. Media hora estuvieron gritando esos estúpidos que no era penal una jugada en un partido del Guadalajara. Media hora... Viene la repetición y resulta que sí era penal... ¡Ah! que jijos de la chingada, ya cuando pusieron al árbitro como quisieron"... "El 10 de marzo leí en un periódico que un árbitro mató en Colombia a un cabrón. Yo estoy recontento. ¡De veras, hombre! ¡Dirán que estoy loco, dirán que me rebota, pero no!. Dado lo que veo, puta, apenas me están pagando. En verdad, hombre... Claro que no me debo reír ni poner contento, pero de contento se me salen las lágrimas y dicen, ¡qué buen actor el cabrón!. Yo aquí me río y allá lloro. Aquí ustedes son unos y allá otros y son actores, señores actores. Deberían estar ubicados como primeros actores..." (Unomasuno, 5 de diciembre de 1987). La renuncia de González Archundia, luego de conocerse esta grabación fue tan inevitable como inmediata (http://www.jornada.unam.mx/1999/10/04/dep-arturo.html).

Muchos medios, también de esa época, relatan cómo la Secretaria de Gobernación tuvo que investigar, intervenir comunicaciones para verificar, si como se comentaba, había silbantes involucrados en arreglos de partidos de equipos que disputaban el descenso. Existía una grabación comprometedora de Jorge Alberto Leanza (QEPD), que muchos escuchamos, pero que por múltiples razones jamás fue difundida, donde se hacía mención de cuánto 'costaba' un punto (empate) y cuanto los dos (un triunfo), y las razones políticas que había para impedir que el Atlante descendiera. 

No fue la única ocasión que el gobierno mexicano intervino de manera clandestina en las comunicaciones de personajes relacionados con el deporte. A finales de los 80's también se investigó y descubrió sobre una red de corrupción donde algunos árbitros de la época se aliaron para ganar en algunas ocasiones las quinielas de pronósticos deportivos. El hecho se investigó, se documentó e incluso fue publicado en su momento; sin embargo, años después se dijo que se había evitado difundirlo para NO dañar al organismo federal, ya que su reputación hubiera quedado hecha pedazos y hubiera tenido que desaparecer seguramente (http://www.jornada.unam.mx/1997/12/26/arbitros.html).

De ahí podemos remontar a lo que paso con Carlos Ahumada, en su paso por el futbol mexicano. El 'señor de los videos' NO solo grabó a personajes de la política recibiendo millones de dólares en maletines producto de sobornos a cambio de obras públicas. Ahumada se convirtió en un adicto del video y el audio. 

Cuando fue dueño del León, dirigidos en ese momento por Carlos Reinoso, mandó colocar cuatro cámaras de videos y micrófonos ocultos, que fueron escondidos en las rejillas del aire acondicionado del vestidor de los visitantes, e incluso dos en el del local también -según nos confirmaron años después-. Estos videos podían ser vistos en tiempo real, pues estaban conectados directamente a la oficina de Ahumada, que se encontraba en el segundo piso, detrás de los palcos principales.

Este hecho fue documentado, tiempo después por RÉCORD y otros medios. El espionaje era para saber qué estrategia utilizaría el equipo rival, y así, poder contrarrestarla. Obviamente, el técnico chileno negó tener conocimiento de este sofisticado equipo de espionaje (http://daleleon.mx/noticia/las-manas-de-reinoso).

Hoy en día, el espionaje es un tema de todos contra todos. Muchos la niegan, pero todos le temen. Quienes son evidenciados en alguna trampa, fustigan, satanizan, critican el hecho calificándolo de ilegal, de pusilánime, de invasión a su intimidad. Quienes producto de un espionaje logra comprobar algún ilícito de su rival, por el contrario, aplauden la medida importándoles poco o nada si se obtuvo de manera legal o ilegal. 

Triste, lamentable, por supuesto que SÍ, pero también inevitable en prácticamente todas las sociedades. ¿Usted piensa que algún día terminará el espionaje gubernamental, industrial, personal o deportivo? Yo NO creo que ni mis bisnietos puedan atestiguarlo.

Por vía de mientras, como dicen en mi pueblo: "el que esté libre de pecado, que NO le ponga contraseña a su teléfono, ni a sus redes sociales”.

“Aquí la mitad de las putas son agentes infiltradas del Viet Cong, la otra mitad tienen tuberculosis, así que asegúrate de follar con las que tosen”, Matthew Modine - Soldado Bufón.

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