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Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

1, 2, 3 por mí y por todos mis compinches...

2017-04-23 | José Luis Caballero Leal
JOSé LUIS CABALLERO LEAL
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Qué tiempos aquellos en que, habiendo seguridad en las calles del Distrito Federal, nos juntábamos con los demás niños de la colonia a jugar “carreterita”, con modelos de Hot Wheels reforzados con plastilina para aguantar el “empujón”, o para memorables partidos de tenis, con canchas pintadas con pedazos de yeso, usando raquetas “Estrada” o “Stan Smith” de madera, o para la “cascarita” o el “tochito” callejero. Pero sin duda uno de los juegos infantiles más recurridos era el del “Bote Pateado”, en donde una multitud de escuincles corríamos a escondernos después de que alguno pateaba el bote lo más lejos posible y posteriormente cuando el elegido de buscarnos se alejaba de éste, uno corría desesperado para tocar el bote y gritar “uno, dos, tres por mí y por todos mis amigos”, significando que tanto uno como el resto de los amigos mencionados obtenían una especie de inmunidad temporal. ¿Lo recuerdas?

Karime Macías Tubilla, esposa, copartícipe, operadora y beneficiaria directa de las multimillonarias tropelías de su esposo Javier Duarte de Ochoa, “capturado” en un lujoso hotel de Panajachel, en Guatemala, parece haber alcanzado oportunamente el sagrado “bote”, invocando la frase “un, dos, tres por mí y por toda mi parentela”, no obstante la apabullante evidencia de la disposición de recursos públicos en beneficio propio y de sus familiares, pues a priori, y de forma por demás inverosímil, la PGR ha expresado ya no existir en su contra, ni de ninguno de sus familiares, investigación formal alguna. La captura de Duarte, en condiciones que apuntan a un burdo montaje escenográfico, sugieren que el pacto quedó sellado: ni Karime ni su parentela serán tocados por el régimen ni tampoco habrá retorno de lo robado. A cambio, Duarte cantará lo necesario y pasará algunos años en la cárcel para posteriormente ser reinsertado a la élite de los círculos políticos y sociales mexicanos. Así sucede siempre en nuestro versátil sistema político. Hoy, Karime, sus hijos, madre, hermana, cuñado y sobrinos ya disfrutan de los atractivos de Londres, Inglaterra, primera escala en la gira Europa-Oriente 2017.

Otro que también participa del popular juego infantil es el Mesías López Obrador. Habiendo alcanzado el bote de manera precipitada, cuando ni siquiera estaba invitado al juego, espetó: “la captura de Duarte, quien es sólo un chivo expiatorio, es pura simulación. Dirá que le dio dinero a Morena. No se preocupen por eso, porque no es cierto, no es verdad. Tengan confianza, nuestro escudo protector es la honestidad”. Un, dos, tres por mí y por todos los morenos que me siguen, implorando la consabida inmunidad que acompaña al grito sacramental del bote pateado.

Y Enrique Ochoa Reza, líder del partido que hace unos meses declaró que sólo el 0.1% de los priístas era deshonesto, ya también participa de esta lúdica actividad, pero ya no menciona nombres que se beneficien de la inmunidad. Uno a uno han ido cayendo todos los gobernadores de su partido, esos que aparecen con corbata roja rodeando a Peña Nieto en una célebre foto, en cuyos rostros aparece una “X” como símbolo de haber caído ya en desgracia. Ya quedan pocos, muy pocos por tachar. Por eso, y al más puro estilo del vocabulario presidencial, “no hay chile que nos embone”, mientras la corrupción e impunidad no sean efectivamente erradicados. 

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