¡Fuerza, México!

Y la naturaleza se ensañó con los mexicanos dándonos muestras de su devastador poderío. Testimonio de ello han sido los huracanes en Baja California Sur y Veracruz de hace apenas unas semanas, pero especialmente a través de los fortísimos sismos ocurridos en Oaxaca y en Chiapas el 7 de septiembre, y apenas el pasado martes, en la ciudad de México, y en los estados de Morelos y Puebla, recordándonos aquel episodio que, 32 años atrás, y exactamente el mismo 19 de septiembre, enlutó a miles de familias mexicanas. Ironías de la vida.

En esta compleja situación de emergencia en la que estamos, ha sido nuevamente la sociedad civil la que ha dado la mejor cara posible a la tragedia. Las muestras de solidaridad entre la población, su capacidad organizativa y su generosidad, contrastan con el repudio generalizado a la actuación gubernamental y a la clase política en general, quienes a pulso se han ganado la desconfianza de los mexicanos, por el clientelismo político que inevitablemente surge a partir de la desgracia social.

Miles de jóvenes mexicanos, pico y pala en mano, se han organizado para emprender tareas de rescate de personas atrapadas en edificaciones colapsadas; familias enteras y grupos de amigos han preparado comida para repartir gratuitamente a las personas encargadas de llevar a cabo tareas de rescate; niños, jóvenes, adultos y adultos mayores han donado toneladas de víveres, herramientas y medicamentos, y cientos más los clasifican y empacan para su inmediata distribución; nuestros connacionales viviendo en el extranjero han activado cuentas para recibir fondos o han organizado colectas entre la comunidad a la que pertenecen, y muchos más han compartido sus vehículos para transporte o sus casas para operar como albergues ante la falta de lugares en donde pasar la noche. Son todos ellos nuestros héroes y heroínas anónimos, cuya única y más importante recompensa es y será siempre saber que han contribuido a rescatar y dar esperanza a quienes lo han perdido todo. ¡Muchas, muchas gracias!

Los grupos profesionales de rescate, los Topos, las Fuerzas Armadas, la Policía Federal, el Heroico Cuerpo de Bomberos, los perros entrenados para estas tareas y los medios de comunicación han sido igualmente protagonistas del esfuerzo colectivo. Nuestra gratitud y reconocimiento por su trabajo. A Israel, Japón, El Salvador, Francia y Suiza, entre otros países y gobiernos, gracias por enviarnos a sus expertos en tareas de salvación y diagnóstico de desastres. Sus aportaciones serán muy valiosas.

A los partidos políticos les exigimos la restitución (no donación) del oprobioso presupuesto para campañas políticas del 2018 que el INE, irresponsablemente, les asignó. Esos fondos servirán para algo realmente útil, por primera vez en la historia.

Concluida la emergencia vendrá la crisis. Inmejorable oportunidad para el Gobierno para iniciar una verdadera tarea de sanación y reconstrucción de este país tan maltratado por la corrupción e impunidad.