México is the Shit

Los recientes sismos nos han recordado que en la sociedad civil reside la decisión, rumbo y destino de este gran país. 

Pero estos terribles eventos de la naturaleza que vienen acompañados de pérdida de vidas humanas y destrucción por doquier, destapan también innumerables actos de corrupción y de clientelismo político, tan característicos de los “servidores públicos” que nos gobiernan.

De las ruinas de casas y edificios de esta ciudad, no sólo han salido los cuerpos inertes de personas que no debieron morir. 

La dictaminación pericial arroja un dato constante: fueron construidas con materiales de pésima calidad, sin documentación alguna o existiendo, siendo falsa, sin la debida u omisa supervisión del Invea y con la siempre fatídica participación de funcionarios de las delegaciones políticas de esta ciudad, de quienes existen sospechas, más que fundadas, de estar siempre coludidos con empresas constructoras en la entrega de permisos de edificación o remodelación de obras que jamás debieron de ser aprobadas y por ende construidas. 

Se sabe, y se sabe bien, que con un billete todo, absolutamente todo, es posible en las delegaciones políticas de esta ciudad, sin importar el color del partido que las gobierne, desde construir una vivienda personal por encima de un salón de clases sin permiso alguno, la instalación de pesadas estructuras para anuncios espectaculares, hasta la edificación de una torre de departamentos sobre una casa con decenas de años de antigüedad.

Se extraen diariamente toneladas de evidencias irrefutables de la colusión de empresas constructoras con autoridades delegacionales, quienes hoy se amparan en el desconocimiento de todas las anomalías existentes en las obras de su respectiva demarcación. 

No hay un solo albañil que no sea acosado cotidianamente por una patrulla de la CDMX si lo ven descargando material al interior de una vivienda. 

Desde los propios trabajadores empieza una cadena de corrupción que simplemente va escalando de nivel, según la jerarquía de la obra de que se trate. 

Hoy, los delegados de Benito Juárez y Tlalpan, al más puro estilo de Gerardo Ruiz Esparza y la funesta historia de los socavones, reparten responsabilidades por doquier, sin asumir la propia. 

Hasta denuncias en contra de “quien resulte responsable” han presentado ante la Procuraduría de Justicia capitalina, como parte de una estrategia de purificación personal ante los señalamientos de responsabilidad legal y política emitidos profusamente por la opinión pública. Nadie se hace responsable de nada.

México, en efecto, is the Shit (México es la Neta) porque somos un país enorme, entusiasta, solidario, de gente buena, trabajadora, creativa, talentosa y echada pa’lante, pero también, y sin duda alguna “is only the shit”, cuando producto de la dolorosa tragedia que nos envuelve, salen a relucir las verdaderas causas que le arrebataron injustamente la vida a, cuando menos, 360 personas, de las cuales, 21 fueron niños en pleno salón de clases.