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Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

Opiniones

2018-10-26 | José Luis Caballero Leal
JOSé LUIS CABALLERO LEAL
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Dice Andrés Manuel López Obrador que la reducción a “negativa” de la calificación de la deuda de Pemex por parte de Fitch, es sólo una opinión. Y en el fondo, AMLO tiene razón. Tanto Fitch Ratings Inc., como Moody’s y Standard & Poors, son, posiblemente, las tres agencias más poderosas e influyentes del mundo existentes en temas de calificación financiera, cuyas “opiniones” son determinantes para que los inversionistas decidan en dónde, cómo y a qué costo colocar sus recursos financieros alrededor del planeta. Una calificación favorable de estos “opinadores” incentiva la inversión extranjera, mientras que una nota “negativa” se traduce en una alerta sobre los elevados riesgos de recuperación de las inversiones efectuadas y no sólo ello, sino que castiga severamente al país, pues al cuestionarse la capacidad de pago sobre los títulos de deuda que emite, los inversionistas suelen incrementar las tasas de interés a que éstos quedan sujetos. En otras palabras, al ponerse en duda la capacidad de pago de México, los préstamos suelen ser muy costosos. Y esto viene a colación porque AMLO afirmó que su proyecto de rescate de la industria petrolera incluye ¡no vender combustible al extranjero! Pudiendo no preocuparle la baja en la calificación dada a la deuda de Pemex, habrá que ver si opina de semejante manera respecto de la calificación de la deuda soberana de México, es decir, la que el país adquiere para financiar los programas de bienestar social, entre otros.

A escasas 24 horas de haber dado inicio una consulta absolutamente ilegal, no vinculante, convocada por un grupo de particulares que en breve serán gobierno, cuyas casillas fueron estratégicamente ubicadas en zonas controladas por las huestes morenistas y cuyo resultado es más que predecible, los esfuerzos de Javier Jiménez Espriu, férreo defensor del proyecto de Santa Lucía, cuya insistencia rebasa el interés ordinario de alguien que no está desprovisto de muy particulares motivos, lo llevaron al ridículo extremo de presentar a la opinión pública el miércoles por la tarde, un proyecto elaborado al vapor por una consultora francesa que, reproduciendo íntegramente la propuesta preparada por el constructor predilecto Riobóo, afirma que la operación simultánea de Santa Lucía y del inoperante aeropuerto actual es más que factible. Contra la muy conveniente y única opinión de tal dictamen preparado a modo de quien lo solicitó, existen los realizados por las instituciones más prestigiadas del mundo en temas de aeronavegación que opinan exactamente lo opuesto. Tal parece que el debate generado por una ocurrente y populista promesa de campaña de López Obrador se le ha ido de las manos, poniendo al país entero en una indeseable e innecesaria condición de riesgo frente a los grupos de inversión mas poderosos del mundo, generando un clima de incertidumbre y nerviosismo en los mercados financieros que puede derivar en desastrosas consecuencias económicas para México. Esta no es una opinión, es una realidad. Al margen de lo anterior, el tema aeroportuario ha evidenciado también fracturas importantes al interior del circulo íntimo del presidente electo, en donde varios de sus colaboradores más cercanos, desoyendo la instrucción “cuasi presidencial” de neutralidad, se han ido por la libre en defensa del proyecto que mejor se ajuste a sus propios intereses. Caos total, evidenciando una total improvisación en un tema toral para este país. Que sea lo que el pueblo sabio decida, y que con posterioridad, AMLO y su equipo recojan el tiradero que este desaseado proceso ha provocado.

Opiniones van y vienen en todos los sentidos y direcciones. Lo que las diferencia es el origen de donde provienen y la condición de experto o villamelón de quien las emite. “Aprender a hablar toma apenas dos años. Aprender a callar, toma sesenta”. Ernest Hemingway

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