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Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

Tengo miedo, mucho miedo

2017-12-03 | José Luis Caballero
JOSé LUIS CABALLERO
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Mejor forma de describirlo que con aquella frase pronunciada repetidamente por una persona detenida por la policía en Ciudad Juárez, y cuyo video se popularizó a través de YouTube, resulta imposible. El pasado jueves, con la suma de la borregada priista, más los “verdes”, y la vergonzosa abstención de los panistas, se aprobó en la Cámara de Diputados la Ley de Seguridad Interior, la cual, turnada de inmediato al Senado, será aprobada la semana que mañana inicia, sin miramiento alguno por la mayoría priista, conjuntamente con los esquiroles panistas que allí cohabitan. Sin la menor duda, dotar al ejército y a la marina de un marco jurídico que regule su actividad se antoja no solo conveniente, sino absolutamente indispensable.

Sin embargo, diversas ONG’s, comisiones de derechos humanos y expertos en temas de seguridad, se pronunciaron de forma unánime en contra de dicha iniciativa, a la cual calificaron de ser absolutamente regresiva, y con el peligro latente de que, so pena de temas de seguridad pública, cuya atención no le corresponde a las fuerzas armadas de este país, se mantengan de forma indefinida en las calles. En síntesis, la militarización del país, cuando la tendencia mundial apunta claramente al fortalecimiento de los gobiernos y las instituciones civiles.

Durante casi 12 años, las fuerzas armadas se encuentran fuera de los cuarteles desempeñando tareas de seguridad pública en estados tales como: Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, Sinaloa, Michoacán, entre otros. Las razones son más que evidentes, pues se trata de lugares ingobernables, producto del empoderamiento y control absoluto de las mafias del narco, no solo por cuanto hace a su estratégica ubicación para el aseguramiento de las rutas de las drogas, sino para la distribución local de las mismas. No obstante que la atención de este tema de seguridad pública debería corresponder a un inexistente mando único, hoy las fuerzas policiales estatales sirven más a los fines de la delincuencia que a la misión de seguridad pública para las cuales supuestamente han sido creadas. Yo como muchos mexicanos, siento miedo de la inseguridad en la que vivimos. Si de por si la policía capitalina no inspira la menor confianza, la presencia del ejército o de la marina en esta ciudad, como en muchas otras del país, se antoja profundamente intimidatoria. La discrecionalidad con la que el presidente de la república podrá hacer uso de las fuerzas castrenses resulta enormemente preocupante, especialmente en la antesala de una campaña presidencial en donde se vaticina que el partido en el poder perderá la presidencia de la república.

Finalmente, enorme pena, vergüenza y enojo me causó la innecesaria frase pronunciada por el mesías tropical al referirse a José Antonio Meade como un “pelele” de la mafia del poder y “señoritingo”. Que bajeza intelectual de esta persona que, carente siempre de argumentos, destruye, ofende, desacredita y pisotea todo lo que lo rodea. Sigo convencido de que es un peligro real para México.

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