Proselitismo futbolero en Chiapas

Pésimo mensaje de parte de uno de los socios de Cafetaleros de Tapachula, se trata del actual gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco, quien el miércoles pasado se hizo presente en el estadio de Tapachula para el partido contra Correcaminos, esto no tendría nada de malo si no hubiera regalado playeras con su nombre y el logotipo de la institución futbolística, en un claro proselitismo, aunque hoy en día el citado personaje no pretenda ningún cargo de elección popular, pero sí está ligado a un instituto político.

Es una realidad que autoridades de dos niveles de gobierno (municipales y estatales) en las últimas dos décadas se han asociado con empresarios para llevar futbol de Ascenso a las distintas plazas, esto se ha convertido en una relación peligrosa, pues mientras a ambas partes les conviene, son felices, se toman fotos, crean proyectos e ilusionan a la afición, todo con parte del erario estatal.

Tapachula llegó en 2015 a esta región por parte de una estrategia del mandatario estatal para que el futbol se expandiera en este estado, en ese momento los reflectores estaban con Jaguares de Chiapas, de Carlos Hugo López Chargoy, tras un rompimiento con el empresario se decidió ‘cerrarles la llave’, el equipo descendió y posteriormente fue desafiliado.

Fue el año pasado cuando desde la capital chiapaneca enfocaron todos los esfuerzos para hacer un equipo competitivo a los Cafetaleros, ampliaron el estadio, llevaron en un principio jugadores con cartel para que aspire al campeonato, a la par, en Tuxtla llevaron una franquicia de Liga Premier con el objetivo de que ascienda este año a la Liga de Plata.

La gestión del actual mandatario culmina el 7 de diciembre, qué pasará con su sucesor, le interesará seguir invirtiendo en el futbol o de plano sucederá como en otras entidades, que con nueva administración y por no convenir a sus intereses borran el futbol y llegan los problemas económicos para estas franquicias.

Tristemente el futbol profesional se ha convertido en algunas entidades en la caja chica de las administraciones, los verdaderos dueños del futbol mexicano tendrían que preocuparse para erradicar definitivamente la inversión directa del gobierno en las Ligas profesionales, porque según sus propios estatutos esto está prohibido.