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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

América... roca

2018-09-25 | Luis García
LUIS GARCíA
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El viernes por la tarde me tocó ir a Puebla para la transmisión entre americanistas y poblanos, este no es un relato social, ya que mi amado nalgón Martinoli me regaña por andar escribiendo mis periplos.

Pero sí debo señalar que el viaje a tan fascinante ciudad como siempre resultó maravilloso por el grupo que conformó dicha excursión. La alineación estuvo compuesta por el inefable y ya mencionado Cristian, por 'Zaguito', Álvarito, Neto y el gran 'Jarita', que es como el papá de todos.

Paramos a comer en un restaurante de espadas cercano al Estadio Cuauhtémoc, en donde habremos comido cerca de 8 kilos de carne por cabeza, lo que nos llevó a un empacho y a buscar desesperadamente minutos previos a la transmisión algún medicamento para desinflar el estómago.

Cada vez que tenemos odiseas así me convenzo de lo feliz que soy al a trabajar en TV Azteca y de la buena cofradía que hemos ensamblado, en lo personal me resulta sumamente gratificante viajar con mi equipo de trabajo, más allá de los partidos que nos toca relatar, que en muchas ocasiones son infumables, disfruto mucho el tiempo que paso con mi gente.

Dejemos el tema romántico y demos entrada a lo deportivo, al América no había tenido oportunidad de verlo en vivo, observarlo en la televisión te da cierta perspectiva, pero hacerlo de manera directa te aclara el panorama de forma radical.

Me gustó mucho lo que vi de este equipo, lo noté sólido, como piedra, monolítico, sin mayores fisuras, también es una verdad que enfrentó a un precario Puebla, durante varios pasajes del cotejo pareció como un adulto que jugaba con un niño.

Son dos instituciones de diametrales envergaduras, los amarillos poseen una plantilla boyante, diversa, emana calidad por los poros y cuenta con sobrada jerarquía; del lado de La Franja el sufrimiento es evidente, sus argumentos futbolísticos son limitados, no le sobra nada, y cada vez que debe ir en búsqueda del juego le resulta más doloroso que un parto.

Desde hace un tiempo el futbol mexicano al igual que en otras partes del orbe se ha convertido en un juego entre ricos y pobres, en donde las distancias son escalofriantemente evidentes.

En el grupo de avanzada se encuentran Tigres, Monterrey, América y Cruz Azul, y en este mismo rubro incluiría a Santos y Toluca, aunque un poco más rezagados, los presupuestos de estas organizaciones son groseramente superiores al resto de la manada, los cuales sufren por llegar a fin de mes con centavos en la cartera, y cuando me refiero a fin de mes, es la imposibilidad de mantenerse a un nivel medianamente cercano en el rubro económico, y por ende, las posibilidades de contender contra los toros millonarios son cada día menores.

Más allá que siempre se nos ha vendido que la Liga MX es equilibrada y que cualquiera le puede ganar a cualquiera, eso hace rato es una roída careta para disfrazar el severo sufrimiento de algunas instituciones por seguir en vanguardia.

También entiendo que mientras la Liga MX no tome medidas para reducir los abismos económicos entre los pudientes y los de poco dinero, los clubes que invierten exorbitantes cantidades en sus armados están en su total derecho de presumirlo.

Después de mi exposición sobre los que pueden y los que no, regreso al América, el cual me parece está bastante bien armado, son justamente segundos de la competencia, y lucen radiantes. Su único asterisco es esa ramplona bravuconería que no logran controlar, gustan de regalar dantescos episodios como los vividos con ustedes dos, Agustín Marchesín y Bruno Valdez y su innecesaria rudeza en los pasados entrenamientos, que si bien es algo que no espanta ni es privativo del América, lo que resulta incomprensible es que nadie salga a decir que estuvieron mal, instintivamente buscan justificar, no es la primera vez, no será la última.

Siguiendo con el hasta ahora pequeño agujero en un armónica sociedad amarilla y su necesidad de provocar fricciones sin mayor sentido fue tu expulsión Edson Álvarez, otra muestra de lo extraviado que te encuentras, y lo necesitado que se te cruce algún docente para amainar tus pulsaciones y tu erróneo rumbo, siendo lo grave, no que te hayan echado del campo, sino los brutales yerros que exhibiste cuando debiste defender, en el primer gol del Puebla tu displicencia y nula sapiencia defensiva a la hora de ir por Chumacero lo cual fue terrible, así como las múltiples faltas sin necesidad que cometiste durante todo el partido, en un duelo que dominaron siempre y con pocos problemas.

Pasando a actuaciones mucho más luminosas, América tiene en casi todas las zonas del campo tipos con rodaje, maduros y claros para jugar con y sin la pelota.

Vamos por partes, tú, Agustín Marchesín, eres una deidad en la portería azulcrema, eres un portero de polendas, de esos que como compañero cuando tiran a gol ni volteas a ver qué pasa, sabedor que todo lo resuelves bien, siempre.

Tú, Paul Aguilar, te percibes mesurado en control de lo que sucede en cada jugada, no te equivocas nunca, sabes cuándo dejarte ir como gordita en tobogán y cuándo dejar que otros ofendan, has entendido la importancia de defender con atingencia y ya no te metes en mezquinos problemas.

En la última línea la dupla de ustedes Bruno Valdez y Víctor Aguilera es una joya, son dos tipos de cuidado, bravos, competitivos, excelsos en la marca y con temperamento para enfrentar a extraterrestres.

Otra brutal sociedad en las Águilas es la que conforman en medio campo ustedes dos, Mateus Uribe y Guido Rodríguez. Tú, colombiano, eres un futbolista total, quitas, juegas, pisas las dos áreas, centras, rematas, filtras, haces de todo y de manera impoluta. Tú, argentino, eres un emperador, eres el terrateniente, te sabes dueño de la pelota y propios y extraños lo saben y cada ocasión que deben pisar tus tierras te rinden pleitesía.

Tú, Oribe Peralta, no te cansas de pensar, aprovechas de maravilla la locura y frenética velocidad que tienes por los costados con hombres como Alex Ibarra, Cecilio Domínguez y Andrés Ibargüen, para seguir haciendo tus trucos de magia.

Y así podría seguir todo el día, el América es un muy buen equipo, sabio, eficaz, lapidario, poderoso y sabedor de sus variadas virtudes, y se perfila a elevar aún más su actual y destacado nivel.

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