Asertivo

1 JUAN CARLOS OSORIO

Hace algunos días ya había escrito sobre lo fascinante que me resultó escucharte en tu presentación, pues bien, el domingo en Deportv, junto a Carlos Guerrero y Antonio Rosique, lo confirmé.

Tuvimos una deliciosa tertulia sobre la pelota y la vida, sencillamente fantástica, siempre escuchar a un hombre con bagaje, educación y cultura es salubre. Tu expresar es lento, es pausado, es inteligente, platicas de manera grácil y familiar. De entrada reiteraste con categoría tu agradecimiento por la enorme oportunidad que te representa dirigir a la Selección Nacional. Fuiste incluyente, dejaste muy en claro que a todos los directa o indirectamente ligados al futbol mexicano los escucharás atentamente sin importarte filiaciones. No te asustó ni te incomodó en lo absoluto saber que existen personajes importantes y mediáticos dentro de nuestro futbol que disienten de tu estadía aquí, lo entiendes como natural y también les abriste la posibilidad del diálogo en el momento que así lo deseen.

Hiciste patente que no negocias el compromiso, señalaste de manera contundente que no existen canonjías, que no existen puestos asegurados, que si bien existen futbolistas que merecen un trato distinto; mencionaste a Rafael Márquez, los demás deberán pelear por su sitio. Así como dijiste que no existe ningún futbolista apestado por más que en el pasado hayan sido tachados, así como hablaste sin empacho de que el naturalizado que te convenza o aporte soluciones será elegido.  

Expusiste tu flexibilidad en relación con las cuestiones estratégicas y tácticas, entiendes la necesidad de adaptarte a la materia prima que tienes por encima de tu formación privilegiada que es con cuatro en el fondo, tres en medio y tres delanteros. Como ejemplo a lo anterior hablaste del buen partido que dieron Raúl Jiménez, Javier Hernández y Oribe Peralta juntos ante USA, nos indicaste que tú gustas de jugar con un solo punta, pero que no estás negado a jugar con dos o incluso con tres, dependiendo de las circunstancias y rival. Incluso insinuaste que no tienes empacho en utilizar distintos onces iniciales ante El Salvador y Honduras, ya que eres un defensor de que no solamente se debe atender lo que uno planea sino que se debe saber con extrema precisión las ideas y formas de tu oponente, y en relación a ello implementar maniobras para jugar.  

Exhibiste tu predilección por los futbolistas que juegan pegados a la banda, te gusta los futbolistas desequilibrantes que vayan por los costados, virtudes que también sabes no sobran en México. Sabes con meridiana claridad que no será lo mismo entrenar a un club que a una Selección, para ti son primordiales las horas de entrenamiento que en el representativo mexicano no tendrás, pero reconociste que ya trabajas para ensamblar un sólido puente entre el entrenador de cepa que eres y el seleccionador que ahora tendrás que ser.  

Nos hablaste de dos de tus maestros, o de quienes te marcaron como entrenador, el primero Kevin Keegan con quien coincidiste en el Manchester City, y el segundo Sir Alex Ferguson, a quien fuiste a buscar en Manchester cuando por allá vivías, y de quien adoptaste los lemas de buscar la gloria por encima de cualquier otro tópico en el futbol. Nos compartiste tu cercanía con tu familia, eres un hombre de casa, se te infló el pecho cuando hablaste de tu esposa y de tus dos hijos de 15 y 12 años, respectivamente. Nos hablaste de tu música preferida que tiene que ver si es antes o después del partido en cuestión, si es previo gustas de escuchar salsa, si es posterior te decantas por Luciano Pavarotti y José Carreras. Dejaste sobre la mesa la urgente necesidad de revisar la cantidad de foráneos que circundan en el futbol nacional, so pena de sufrir lo indecible como Inglaterra por abusar de este asunto. Platicaste con orgullo como tu primera incursión y llegada a Estados Unidos fue a trabajar en construcciones de la mano de un taladro. Contaste la sensacional anécdota cuando te fuiste a estudiar a Liverpool y como le rentaste a una familia que era furibunda aficionada del Everton un pequeño cuarto para vivir durante un año y medio, lo que te orilló a negociar con esta gente fue que viste una ventana que daba exactamente a los campos de entrenamiento del Liverpool, lugar en el que pasabas largas horas todos los días ratificando tu obsesión por el aprendizaje sobre la pelota. Durante la entrevista y fuera de ella te condujiste con holgura, elegancia, claridad, seriedad y apertura. Sin duda fue una grata experiencia estar sentado contigo escuchando tus conceptos del juego y de la vida. Después de una hora y pico dialogando contigo apuesto mi resto a que triunfarás y lo harás de manera contundente.