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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Asociación de futbolistas

2017-03-17 | Luis García
LUIS GARCíA
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Sendero
Desde hace algunos meses varios futbolistas y otros actores, encabezados por ti, Rafael Márquez, vienen gestando la idea y concepción de una Asociación, cosa que me parece maravillosa y necesaria. A principio de semana escribí sobre el paro de los árbitros, la necesidad que teníamos de aprendizaje sobre tan amargo episodio, y la obligación de todos los involucrados directa o indirectamente en hacer el medio mejor.

Seríamos burdos y rupestres si no salimos fortalecidos como entorno de lo acontecido con el arbitraje hace algunos días. Por ello celebro los avances que se han estado dando en la búsqueda de unir las voluntades de los futbolistas que juegan en México para conformar una agrupación que pugne por sus derechos. La profesión de futbolista es bendita, es generosa, y es de las más lindas que existen, sin duda alguna, pero como cualquier otra profesión conlleva derechos y obligaciones, ambas facetas que en ocasiones no se cumplen con la atingencia necesaria. He leído que esta muy factible unión de los protagonistas de la pelota tiene inquietos a ciertos dirigentes; normalmente a lo desconocido le tenemos recelo, lo que no podemos controlar nos incordia, máxime cuando ancestralmente el pensar y el sentir del futbolista aquí ha sido demeritado. El futbol en el mundo y, por ende, en nuestra nación, funciona como una religión; sin importar cuál sea, otorga voz a quienes la ejercen, pero muchas veces no se sabe qué hacer o cómo utilizar tan privilegiada potestad. Se intuye que se poseen derechos, pero no se localizan con sencillez las vías y métodos para hacerlos valer. Asimismo, con las obligaciones, son múltiples, pero no se sabe a ciencia cierta cómo cumplirlas a carta cabal. Esa es la verdadera problemática de los cabecillas de la próxima Asociación de Futbolistas en México, lograr que sus agremiados no sólo comprendan que la odisea de unirse tiene aspectos que repercutirán en su crecimiento, sino que existen también una serie de lineamientos que deben observar para que la credibilidad de dicha organización no se desmorone. Históricamente los directivos y los futbolistas han estado sentados en sitios diametralmente opuestos de la mesa, bueno, me atrevo a señalar que han estado sentados en distintas mesas, ni siquiera en la misma. Cuando estoy cierto que para que todo funcione con armonía debe existir una necesaria conexión y comunicación. Por supuesto que requieren autonomía para la toma de resoluciones, de eso no hay duda, pero más allá del marco legal que tendrá que establecerse para que funcionen apegados a la ley y sin dudas, las reglas de convivencia y acción deberán ser establecidas entre ambas partes, es decir, se deberán negociar, debatir y no imputar las ideas. Uno de los personajes que desde hace mucho tiempo ha estado en el movimiento de buscar mejores condiciones para los futbolistas en nuestra patria me invitó a desayunar la semana entrante para charlar al respecto. Me dice quiere escuchar mi opinión, de entrada no tengo más que palabras de agradecimiento para con su gesto. Considerarme de mediana manera útil para verter un comentario me hizo sentir muy contento y satisfecho. Fue mi compañero de equipo hace varios ayeres; un tipo honorable, culto, inteligente y leal, por obvias razones no escribiré su nombre, si él me lo permite igual después de nuestra reunión lo digo, solo y solo sí me lo autoriza. Me gusta mucho que el gremio de los futbolistas en México avance, aplaudo que se prepare, festejo que amplíe su visión y horizonte, me encanta que explore oportunidades de mejora, y que se hagan responsables de su profesión. Lo anterior en lugar de percibirlo como amenaza debe tomarse como algo fascinante, algo para todos. Si tenemos futbolistas; quienes, reitero, son los más importantes del futbol, con capacidad para la negociación, abiertos a establecer reglas de coexistencia, comprometidos con los más endebles de su gremio y con ideas de crecimiento, me queda claro que la pelota terminará por reír más que penar. 

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