Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan

Listas las Semifinales, un cuarteto sorpresivo pensando cuando inició la Liguilla, pero no menos digno, justos vencedores en sus diferentes lides.

Toluca, sí bien exhibió algunas falencias, sobre todo en el partido de Ida, acabó por manifestar sus credenciales genéticas, ese ADN ganador, esa sangre exitosa que les fluye, esa alma triunfadora que han construido desde años memorables. Saben ganar, y eso no es una costumbre menor, son sólidos, sobrios, no se angustian por nada ni por nadie. Da la impresión que se conocen el guion de la película de memoria, como si ellos mismos escribieran la trama, en la que se incluyen en escenas de cierto sufrimiento, les gusta saborear la natural y obligada amargura de no ser mandones siempre.

Tienen muy buenos pies, futbolistas con magia, con sensibilidad, con inteligencia y audaces. Tipos que se aventuran en parajes en donde otros buscan paz, así son ustedes Sambueza, Barrientos, Quiñones y Reyna. 

En contrapartida poseen hombres que equilibran esa locura, tú el más Antonio Ríos, piedra angular de la mesura. Y qué decir de ti Alfredo Talavera, estás hecho un titán, estás en tan buen momento que parece que mides más que la propia portería. Y en el banquillo tú Hernán Cristante, le has bajado los decibeles a tu emoción y la has canalizado con brillantez.

No son rimbombantes, pero sí incómodos como pocos, enfrentarse con los rojos cerrando en casa resulta calamitoso para cualquier oponente por más serio que éste sea.

América empezará la Liguilla contra Santos, su eliminatoria pasada fue de trámite, no contó, se enfrentó a una sombra, no alcanzo a identificar si su aplastante victoria contra Pumas les será de utilidad o los puede confundir.

Previo a tan desigual duelo, los de Coapa venían generando dudas, eran estables, pero poco amenazantes, y ahora lucen como severos leones. No sé qué tanto es real y qué tanto es artificial, son una entidad que necesita sacar el pecho, son echados para adelante, son ruidosos, en ese tenor son espinosos y complejos de detener.

Y esa condición de presumidos la recuperaron con su asiduo cliente los universitarios, poseen materia prima con experiencia, con sabiduría, con peso, también saben a la perfección de qué va este jueguito y sus consecuencias.

Parten como favoritos, se saben favoritos y les gusta portar tal etiqueta. Tú, Mateus Uribe, sigues rompiendo la competición, no sólo por tus goles, sino por tu juego, te has convertido en el perfecto embajador de ese sentimiento americanista de gritar siempre lo buenos que son. 

Santos, por su parte, apeló a ese instinto guerrero, a ese instinto que deberíamos emular todos, de lucha digna sin pensar en el resultado final, sólo de hacer lo mejor posible tu trabajo, el sentirse satisfecho al rozar el máximo de tus potestades.

Son una organización vanguardista que promueve acciones nada convencionales en todos sus estratos, y tales acciones son perfectamente permeadas a cada rincón de la estructura. Y cuando tu jefatura deportiva y administrativa te convence que debes rebelarte ante lo bueno y también ante lo malo, se vuelve un poderoso hábito pugnar hasta el final.

Ahora, hacer con hombres con una costra y camino andado es más fácil y tiene mayor resonancia, los de La Comarca cuentan con futbolistas que tienen cualidades, muchas, apellidos como Tavares, Furch, Martínez, Orozco, Izquierdoz, Araujo, De Buen y varios más, impactan y poseen voz. Saben vivir, y conviven con igual inteligencia emocional con el ganar y el perder, no se deslumbran por ninguna circunstancia.

Y por último Tijuana, el equipo que menos se pensaba estaría en esta instancia, pero montaron tal revuelta en Monterrey que nos dejó quietos a todos quienes no creíamos en tal hazaña. Una gesta organizada desde el equilibrio, desde el de atrás para adelante, desde el medular concepto de no demeritar el defender sin la pelota. Del luchón, del creer en uno mismo a pesar de que nadie más lo crea, en las ideas básicas, claras y concisas.

Hoy la Liguilla está más pareja que cuando inició, los tres mosqueteros Athos, Porthos, Aramis, y el buen D’Artagnan, así lo confirman.