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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Autoritario

2017-07-18 | Luis García
LUIS GARCíA
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CAMPEÓN DE CAMPEONES

Debo señalar que me gusta mucho que se juegue este trofeo entre los monarcas de las Ligas en un año calendario. Dos modelos deportivos diferentes, pero sumamente exitosos y replicables. Hace algunos meses había ponderado la magnífica actuación en los dos duelos finales de Chivas, ahora debo hacerlo con los Tigres, que si bien ganaron por un solo gol, fueron inmensamente superiores. 

Fue una jornada dominical larga, sumamente larga, primero la Supercopa en donde Querétaro, sin regalar una de sus más brillantes actuaciones, ganó ante un simplón y denso América que exhibió nulo trabajo colectivo. Después vino el espeluznante duelo de la Selección Azteca contra Curazao, las expectativas eran de goleada, terminamos sorprendidos por la desfachatez del equipo isleño y aún más anonadados por la rigidez del equipo nacional que nunca se quitó la armadura para jugar a la pelota.  

Y cuando la jornada se acercaba a su final, lo único que suplicábamos del Campeón de Campeones era un cruce menos insípido que los dos anteriores. Vaya paradoja, nos brindaron un duelo espectacular, delicioso; sobre todo Tigres, tomó brutales riesgos, desde su alineación, la cual fue conformada en su mayoría por jugadores de condiciones ofensivas que hicieron de la contienda un juego permanentemente vertical. 

Uno de los conceptos arraigados en tu club, Ricardo Ferretti, es el de la elaboración meditada de las jugadas cuando son dueños de la pelota, es un equipo que transita el balón a lo ancho con suma paciencia, no se vuelve loco nunca, ni la prisa lo invade cuando de generar futbol se trata. Pues bien, ante tu notoria ausencia, Guido Pizarro, ese temporizador no existe; en este caso fueron ustedes, Lucas Zelarayán e Israel Jiménez, los encargados de fungir como diques, como estabilizadores. La bronca, si es que existe tal, es su exquisito manejo del balón, el cual provocó que la transición defensa ataque fuera inmediata y expedita. Durante algunos lapsos de la disputa lució como los típicos entrenamientos que se realizan partiendo del mediocampo, en los cuales los ofensores son colocados a propósito en situación favorable.  

Tigres generó opciones de gol por todas partes, por dentro y por los costados sin mayor dificultad, salvo que la de romper la línea de contención que implementó Chivas con ustedes, José Juan Vázquez y Michael Pérez.   

El vehemente y capaz tridente que conformaron ustedes, André-Pierre Gignac, Ismael Sosa y Eduardo Vargas, fue insostenible, nunca dio la impresión que estuvieran terminando la pretemporada, lucieron armónicos, ensamblados y feroces. Pegados y jugando por dentro montaron una colosal exhibición de cómo ofender, salía uno, entraba el otro, como una poderosa maquinaria en perfecto estado que movió sus piezas con perfección y seducción.   

Y si algo se atascaba por dentro de la cancha, tuvieron a dos mortíferos estiletes por fuera, tú Javier Aquino y tú Jürgen Damm, que destrozaron a los expertos laterales Sánchez y Hernández, quienes ni cerca son futbolistas menores, son los mejores laterales que hoy posee el país. 

A la ofensiva de los de Nuevo León le salieron tentáculos por todos sitios, fue una escuadra con múltiples recursos, con un sinfín de rutas alternativas que confundieron a su rival durante casi todo el partido. Sencillamente fueron como una hermosa y experimentada compañía de ballet que se paseó por el escenario de manera impoluta y señorial.  

Del otro lado de la mesa, el Guadalajara también fue digno e ilustre, sus armas estuvieron limitadas desde el inicio por las severas y misceláneas lesiones que tenían, sin contar la tuya, Vázquez, y la tuya, Alanís, dos cabecillas que salieron rengueando del campo, y que provocaran que aventaran al ruedo a un par de jóvenes que apenas están en etapa de formación y aprendizaje para en un futuro cercano desafiar a los sabios Tigres. 

Aun así plantaron cara, no se escudaron en las excusas ni reproches, había que salir al campo de batalla y rebuscarse la vida, y así lo hicieron, y amparados en la mala puntería de los delanteros amarillos y en el superhombre en el que te has convertido, Rodolfo Cota, el juego se fue alargando con la esperanza para los de Jalisco de poderlo empatar en alguna aislada jugada.  

Quiero hacer un pequeño parón y ahondar en tu actual majestuosidad, Rodolfo Cota, desde hace algún tiempo irrumpiste desde las sombras con el poderío y brutalidad de un semidiós. Te has convertido en un sublime arquero que incluso se atrevió a desquiciar al genio delantero francés de Tigres, con la artimaña distractora de levantar la mano pidiendo fuera de lugar cuando quedaron mano a mano, en el cual saliste vencedor.  

Otras de las notas altas de Chivas fue tu ingreso, José Macías, simplemente me maravilló cómo te vinculaste con la pelota y con el juego. Me volvió loco observar a un imberbe joven como tú, retando a las circunstancias y a tus honorables oponentes, estabas en medio de gigantes y te fascinó desafiarlos sin el menor pudor. 

Fue un duelo extraordinario, en donde ambos clubes volvieron a exponer claramente su método, diametralmente opuesto, pero igual de eficaz.  

No comparto la extraña y equívoca costumbre de bajar del trono a fabulosas y triunfantes metodologías deportivas por una tercia de malos partidos después de la gloria. Hoy Tigres y Chivas; y también pongo al Pachuca, son los mejores modelos deportivos de nuestra nación. Han permanecido en la cumbre hace algún tiempo y lo seguirán haciendo por un largo tiempo más, y todo el futbol mexicano debe celebrar que así sea. Cuando instituciones con visiones vanguardistas son las que comandan la competencia, a todos los inmiscuidos, sean propios o extraños, les resulta benéfico. 

 

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