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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Bendito oficio

2015-10-30 | Luis García
LUIS GARCíA
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El miércoles pasado volví a ser consciente de lo generoso que es el oficio que hoy ejerzo, me volvió a regalar momentos electrizantes los cuales viví con plena intensidad y en silencio agradecí.  

Por la mañana fui invitado por la pintoresca ‘Wera’ Kuri a jugar una ‘cascarita’ a la Universidad Anáhuac del Norte, el pretexto fue intentar sensibilizar mediante la pelota la importancia de la auto exploración para prevenir el cáncer de mama y próstata. Fue una iniciativa conjunta entre Santos Laguna, club permanentemente preocupado por cuestiones sociales y la Fundación Cimab. La Kuri logró aglutinar a disímiles personajes de diversos medios y trabajos logrando una salerosa convivencia. Me topé en la grama con Alex Blanco, Salim Chartouni, Marion Reimers, el Abogado Pateador, el peculiar Carlos ‘Chicken’ Muñoz, quien fue nuestro gran portero, el educado Rodolfo Landeros que empezó jugando basura y terminó surcando la lateral izquierda casi como Roberto Carlos, Santiago Cordera, tipazo con quien coincidí en Satélite hace décadas, Dalíla que casi me fractura, y varias personalidades más que logramos en conjunto divertirnos como enanos.  

Mi actuación fue tan digna como el evento, metí dos soberbios goles y estaba jugando medianamente bien hasta que la parte posterior de mi muslo izquierdo decidió recordarme mi edad y mi desgaste, aún así con media pierna izquierda anoté penal en la tanda. Al final ganamos todos, ganó la inteligencia, ganó la solidaridad y ganó la risa. La neta, partidillos como el que jugamos dan ganas de hacerlos diario. Obvio, mi dolorosa condición física nunca lo permitiría.  

Por la tarde tuve otro evento, de mayúscula proporción. Gracias a mi filiación con la grandiosa marca PUMA, fui invitado como pequeño complemento a la Arena México, extraordinario recinto, con un sabor e historia que se palpa nada más bajarte del coche y entrar por la puerta principal. El suceso era hacerle entender al genio de la F1 Lewis Hamilton la manera que tenemos los mexicanos de vivir la vida.  

La conductora estelar fue la guapérrima y enigmática Eréndira Ibarra de quien soy fan por su forma impoluta de hablar inglés y por su sublime actuación en la serie ‘Sense 8’. Los participantes y encargados de amenizar el ágape fueron Zuria Vega, preciosa mujer, quien mandó llamar a un mariachi con quien Lewis Hamilton cantó y tocó la guitarra. Posteriormente, saltó al escenario Oribe Peralta, hombre que percibo con una envidiable madurez en cada gesto que realiza dentro y fuera de la cancha. Su participación descansó en retar al británico a un partido de futbolito de mesa. Para ello llamó al luchador Místico para completar la partida, y ellos dos enfrentaron a Eréndira y a Lewis. Aquí fue en donde cooperé ligeramente comentando las acciones de dicho duelo. El único que se salvó de hacer el ridículo fue mi compadre Oribe, los demás dieron la impresión de que jamás habían sujetado las perillas de un futbolito en su vida. La función siguió con Lewis y Místico enfrentados en el ring, fue extraordinario ver volar por los aires al triple campeón del automovilismo, un crack, el tipo se prestó a la puesta en escena con total soltura y locura. Terminado el evento, las pulsaciones bajaron, pero las mías se incrementaron, en minutos tendría la posibilidad de entrevistar mano a mano a una de las rutilantes figuras del orbe.  

Debo reconocer que hice mi tarea, me asesoré de tres entes que adoran el automovilismo como Raúl Patiño, jefe de información en Azteca Deportes, Ray Soberanes, mi querido vecino, y Virgilio Pasotti, un enfermo de los autos. Les pedí me orientaran sobre este deporte y sus recovecos. También busqué temas fuera de la pista, no soy ni cerca un conocedor del automovilismo como para andarme haciendo el guapo, conozco mis miserias y siempre las tengo presentes.

Preparé la entrevista lo mejor que pude, repetí las preguntas que le iba a hacer en repetidas ocasiones veces, inclusive algunas veces lo hice frente al espejo, soy un ridículo, lo sé, así me vino. Solamente me permitieron escasos minutos con Lewis Hamilton, traía seguridad israelita, intenté negociar algunos minutos más, los cuales me fueron negados de manera severa.  

Me topé con un hombre cordial, agradable y sumamente seguro de sí mismo, un tipo encantador, charlamos de su corta estadía en México, de que le gusta el tequila, yo le insté a probar el mezcal. Hablamos de su fanatismo por el Arsenal que fue gestada por su hermana, reconoció la grandeza de Lionel Messi, así como tuvo palabras de elogio, sin demasiada exaltación para Sergio Pérez. Me aseguró que veremos una grandiosa carrera el domingo, me confirmó que unas de sus películas favoritas es ‘Coming To America’ del exótico Eddie Murphy a quien señaló como un genio. Platicamos sobre su música predilecta, varios estilos lo seducen, el jazz uno de los que más. Por último alabó a su ídolo Ayrton Senna, inclusive apenado se refirió a que lo había empatado en títulos, como si con ello le hubiera faltado el respeto a su memoria, insisto, un señorón el inglés.  

Terminé el día rendido, pero sumamente feliz. De vuelta a casa fui reconociendo a cada segundo lo afortunado que fui y que soy por tener este tipo de oportunidades. Reitero, fue un miércoles sensacional en donde el oficio que decidí ejercer después de jugar a la pelota me volvió embelesar el alma y los sentidos.       

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