Carlos Salcido, Coloso

Observarte jugar el miércoles por la noche sólo me confirmó el fascinante futbolista que eres. Tu plasticidad, elegancia y severidad para relacionarte con la pelota y el juego son deliciosas. Tú no juegas bien, tú juegas de manera sublime. Siempre estás en control de lo que acontece en la cancha, nunca te acongojas. Da la impresión que la película de cada partido la ves completa la noche anterior, porque el día del partido sabes qué hacer con antelación, normalmente estás un paso por delante de propios y extraños.

Ante el América fuiste un mayúsculo director de orquesta, con y sin la pelota capitaneaste los mejores setenta minutos del Guadalajara en el campeonato. Malditas lesiones que han entorpecido tu refinado andar, qué decir de la que sufriste en el reciente combate, la cual penosamente para ti y los tuyos fue una coyuntura para la rebelión amarilla. Saliste del campo y los tuyos sufrieron profundamente tu pérdida, nunca será lo mismo ir a la guerra sabedor que tienes a tu lado al comandante máximo, que observarlo a distancia y lejos de la trifulca. 

Vaya paradoja, en los momentos más agrios de tu equipo, tú te ratificas como uno de los mejores futbolistas de la historia de nuestra nación. Y no sólo por tu comportamiento dentro de la cancha, tus maneras fuera del campo son igual de hechiceras que dentro del mismo, escucharte cada vez que das alguna declaración sencillamente embelesa. Eres una perfecta y ejemplar mezcla de inteligencia, cordura y jerárquica presencia. Cada ocasión que hablas; y no gustas de ser un barato parlanchín, todos escuchamos, cada vez que tus labios se abren frente a un micrófono o una cámara se genera absoluto silencio porque ni una palabra tuya tiene desperdicio. También en esta faceta parece que sabes qué carajo te van a preguntar y ya maduraste la respuesta, la cual sueltas con tal fluidez, estructura y claridad que resulta impactante.

También eres parte medular de la nueva Asociación Mexicana de Futbolistas, serás junto con Álvaro Ortiz y Oribe Peralta de los operadores de tan maravillosa iniciativa y agrupación. Contar con tu juicio y cacumen en la variedad de debates, negociaciones y charlas que tendrán para pugnar por los derechos de los futbolistas y cumplir las obligaciones que se les demanden, será uno de los mejores argumentos de la cruzada que hace semanas comenzaron. Eres de los tipos que a cada paso dignificas la profesión de futbolista. No me quiero poner sensible, pero estoy senil, tengo casi 50 años, así que me lo voy a permitir, realmente lamento no haberte enfrentado, o haber compartido algún vestidor contigo. Habría sido una canija maravilla, porque estoy cierto que cruzarse o convivir con competidores de alcurnia como tú es un privilegio.

Si bien este texto es dedicado a ti, Carlos Salcido, no puedo obviar la oportunidad para escribir algunas líneas de otro héroe rojiblanco. Y ese eres tú, Rodolfo Cota, algunos señalarán que cómo me refiero a ti como titán si te equivocaste de forma grosera en el primer gol americanista. Lo hago porque tu exposición mediática ante tu fallo fue de excelsa categoría, decir que no podías ver a la cara a ninguno de tus compañeros porque les echaste a perder una de sus mejores exhibiciones, habla de un hombre a carta cabal, capaz de reconocer sus yerros, nada común en este seductor y confuso deporte.

Con personajes como ustedes dos, Carlos y Rodolfo, uno entiende por qué el Guadalajara es el actual Campeón, mayúsculos pilares como ustedes son en los que se pueden fincar grandes proyectos, deportivos o no. Y que no exista duda, de esta malaria van a salir, basta observar el ‘juegazo’ que ofrecieron durante la mayor parte del Clásico, la justicia tan ambigua ella, no se asomó en el Estadio Azteca, no merecían la derrota.

Tú, Carlos Salcido, vives en una dimensión desconocida, para mí estás como mínimo entre los 10 mejores futbolistas mexicanos de todos los tiempos, y si no me creen, que le den una revisadita a tu currículum vitae.