opinion.blog.luis-garcia.fiero
Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Fiero

2017-01-17 | Luis García
LUIS GARCíA
Comparte en:
Contenido Patrocinado

1. Pumas

El puesto de centro delantero en la Universidad Nacional históricamente ha sido un lugar de alcurnia; y no lo digo por mí que hace como cientos de años tuve la enorme fortuna de ostentar por algunos momentos ese distinguido pedestal, prometo que no pretendo implementar un ejercicio de presunción. 

Pero por esa demarcación han pasado verdaderas deidades, el más, sin duda, el gran Evanivaldo Castro ‘Cabinho’. Durante varias, largas y gratas épocas en los Pumas ese sagrado trono fue comandado por sublimes futbolistas nacionales; tú, Hugo Sánchez, y tú, Luis Flores, fueron dos gloriosos expositores mexicanos que dieron cátedra de cómo se debía jugar de nueve. 

Con ambos tuve el honor y placer de departir entrenamientos y partidos, y sin duda fue una gozada observarlos maximizar la posición desde todo ángulo. 

Recuerdo un par de anécdotas: tú, Luis Flores, venías de regreso del Sporting de Gijón en donde habías sido rutilante figura, y los capos del vestidor por asustarnos a los niños caguengues nos decían que eras sangrón y hasta déspota. 

Cuando te vi por primera vez entrando al vestidor como monarca y con ese bigote de aguamielero me impacté, sentí que medías dos metros. En mi mente imaginé a un héroe perverso que nos haría sufrir, pero tu encantador carácter y tu gran calidad humana te delató rápidamente y en segundos te quitaste tu investidura de emperador y fuiste uno más de la tropa. 

Incluso, siempre me diste chance de quedarme a rematar a portería contigo cuando se había acabado el entrenamiento, siempre fuiste un gran docente. 

Contigo, Hugo Sánchez, fue incluso más impresionante. Te conocí cuando me iba a ir a jugar al Atlético de Madrid, recuerdo cuando me invitaste a tu casa en el Pedregal para darme algunos consejos sobre el futbol y la vida en España, prácticamente no emití sonido ni palabra, solamente asentía  todo lo que me dijiste. 

Después nos topamos en la Selección Nacional en la concentración previo al Mundial de USA 1994; nos hospedábamos en el Centro de Capacitación, los cuartos eran de tres camas, así que te pusieron conmigo y con David Patiño. 

Como tú y yo habíamos estado en España jugando, a mi compadre David lo jodían que si nos tocaba sevillanas por las noches. El caso es que aparte de tu maleta deportiva llevabas otro pequeño maletín negro. Y cuál fue nuestra sorpresa cuando después de una sesión sacaste del mismo jamón de jabugo, queso manchego y una botella de vino y nos hiciste parte de tu ágape. 

Regresando a la pelota y actualidad, penosamente han pasado otros tantos años en donde no se ha logrado consolidar ningún nacional ni foráneo como centro delantero de los Pumas. Pero de pronto irrumpiste tú, Nicolás Castillo. Vienes precedido de boyante cartel, de esos que ilusionan, ya que estás por cumplir apenas 24 años de existencia y tu andar por las canchas del planeta ha sido prolífico y variado. 

Haber jugado con continuidad en parajes como la Universidad Católica en tu país, Brujas en Bélgica, Mainz 05 en Alemania, Frosinone en Italia y de nuevo en la Católica, es sumamente plausible. 

En tu mochila has acumulado y recabado mucha información, aprendizajes y experiencias para considerarte un hombre con garantías para ejercer la profesión con eficacia. Lo anterior aunado a las pericias vividas en selecciones menores y en la absoluta con Chile. 

En las cofradías menores fuiste medular en el Sudamericano Sub 20 en 2013, y en ese mismo año metiste cuatro pirulos en el Mundial Juvenil jugado en Turquía en donde Ghana los apeó de la competición en Cuartos de Final. 

Si bien en la selección mayor eres todavía un complemento, no se puede desestimar que seas parte de una de las mejores congregaciones nacionales del planeta en cuánto a la pelota se refiere. 

Nada más fuiste el primer tirador, y anotaste, en la tanda de penales ante Argentina en la Final de la Copa América Centenario. Insisto, tu pasado reciente y no tan reciente es luminoso, y tus dos actuaciones en nuestra tierra también lo son. 

En tu debut ante Chivas fuiste el más activo de la jornada, no te cansaste de rematar a portería, así como de moverte por todo el frente de manera furibunda y correcta. Y qué decir de tu brillante demostración ante Cruz Azul. Tu equipo no jugó bien, fue superado en varios fragmentos del juego, y en algunos de forma grosera, pero tú en tu despacho fuiste un conquistador. 

Las pocas ocasiones que te dieron parque y te acercaron el balón en forma no tan ortodoxa, pusiste a parir a tus oponentes. Tu anotación si bien tuvo relevancia porque generó el triunfo y rompió una larga malaria de años sin ganarle a Cruz Azul, estamos obligados a analizarlo con profundidad en su ejecución. 

De algo tan rupestre como un saque de banda hiciste una obra de arte combinando con seductora dulzura varios tópicos. Fiereza al sostener de espalda a tu defensor sin permitirle tocar el balón o incordiarte siquiera.

Sagacidad al saber perfectamente en dónde estabas parado y que debías hacer a continuación. Técnica al colocarte de un toque con el muslo el balón a disposición y luego la brutal definición de volea. 

Plasticidad por el giro que realizaste como si fueras un bailarín de ballet clásico y no un futbolista. Y por último, fuiste frenético en tu festejo que nos expone el nato competidor que eres y como te apasiona el juego. 

Tu gol englobó todo lo hermoso posible, y tus formas me hacen voltear la cara al pasado y soñar con la posibilidad que de tu mano y tu mente los goles de antaño de grandes centros delanteros que pasaron por Pumas regresen con el mismo frenesí, calidad y frecuencia.

Contenido Patrocinado