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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Harto Juárez: Fábula

2017-11-24 | Luis García
LUIS GARCíA
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Continuando con nuestra gira artística de ‘Farsantes con Gloria’, mi compadre y amado nalgón Christian Martinoli y yo fuimos a la enigmática y siempre seductora Ciudad Juárez. Hacía cierto tiempo que no habíamos regresado, la última ocasión fue para una transmisión de un partido amistoso entre la Selección Azteca versus Nigeria.

Cada vez que tenemos la fortuna y posibilidad de retornar a sitios conocidos hacemos el ejercicio de remembrar el pasado y lo que vivimos. Tú, Christian, tienes memoria de elefante, eres capaz de acordarte de mínimos detalles, te suelo etiquetar como el Presidente de datos inútiles, pero eres un almanaque.

En cambio yo tengo memoria de teflón, es ridícula mi inhabilidad para retener aspectos básicos, soy sin duda vergonzoso. En fin, recordamos que siempre nos han tratado muy bien por aquellos parajes, incluso me situé con dificultades en mi época de jugador; pasaron ya múltiples décadas, y rascando en mi vetusto cerebro recordé que la gente de Ciudad Juárez siempre me recibió con amabilidad. Es cierto que era gustosa de exhibir su filiación y amor por en ese entonces las pintorescas Cobras, pero al mismo tiempo eran excesivamente respetuosos con los rivales.

La única ocasión que tuve la fortuna de jugar en México en un campo nevado fue en el Estadio Olímpico Benito Juárez, empatamos a un gol, yo metí el pirulo de los Pumas.

En el helado vestidor de visitante tú, Ricardo Ferretti, nos hiciste poner bolsas de plástico en los pies y después las calcetas para aislar el mendigo frío que teníamos instalados en los huesos, fue una extraña sensación pero que resultó eficaz.

También te recordé a ti, Alejandra de la Vega, hoy patrona de Bravos FC, a principios de los noventa cuando jugamos aquella deleznable Copa Oro en 1991 cuando USA nos eliminó y que mal dirigiste tú, Manuel Lapuente. 

Tú, Alejandra, fuiste parte de la exótica delegación de la Selección Nacional, te acompañaba Carlos ‘Chamaco’ Rodríguez que en aquellas ayeres tenías como director técnico de Cobras.

Tu bagaje en este deporte es profundo y largo, en la actualidad has y han montado una franquicia sólida que vuelve a coquetear con el ascenso, cosa nada sencilla. Es una plaza futbolera, con sabor, con un lindo vínculo con la pelota, una entidad fronteriza que abraza su identidad de ambos lados ya que El Paso, Texas, es prácticamente una extensión de Juárez.

Regresando a nuestra gira, fuimos contratados por dos extraordinarias mujeres emprendedoras como ustedes, Ruth Vargas y Paty Mendoza, ambas orgullosamente de Juárez. Desde el primer día nos manifestaron su empuje, seriedad y compromiso con el evento, situación que no suele ser lo frecuente que nos gustaría, pero ellas se encargaron de llenar el recinto que era más menos para mil personas.

Tú, Ruth, tienes una sombría historia al perder a tu sobrino y ahijado Omar Benito Duarte en el 2010, y con base a ese atroz y doloroso acontecimiento escribiste un libro llamado ‘Sembradores De Paz’, que amablemente me regalaste cuando me dejaste en el aeropuerto.

Nos topamos con dos fascinantes mujeres luchonas, trabajadoras, íntegras que nos trataron de manera exquisita. Minutos antes de subir al escenario, los Bravos FC y el Tampico Madero habían empatado en el partido de Ida, cosa que puso a la gente muy feliz y predispuesta a escuchar nuestras andanzas.

Nuestra conferencia, carpa, show o lo que sea que presentamos, fluyó. Muchas risas, mucha buena vibra, gente interactuando con nosotros sin el menor empacho.

Todo perfecto salvo que nuestro socio, si tú, Rodrigo Macías, te tropezaste con la proyección de un video, yo te regañé en público y luego Martinoli me regañó a mi con total razón, diciéndome que en el escenario no se valía, en el vestidor lo que fuera. Pequeño inconveniente que no arruinó una fabulosa velada y en donde nos reencontramos con la fantástica energía que posee la gente de Ciudad Juárez. 

Siempre he tenido corazón de condominio, máxime en cuanto a futbol se refiere, pero aunque hayan sido pocas las horas que estuve allá, ahora deseo que los Bravos de Juárez suban a la Primera División. Realmente me encantaría tenerlos de regreso en su lugar de origen que es el máximo circuito del balón. Por lo pronto reciben en casa el sábado a la Jaiba Brava con grandes probabilidades de acceder a la Final. Y ahora que viajo como embajador, de poca monta, pero como embajador, ayer habré estado en el saleroso Estadio Jalisco transmitiendo el Atlas contra Monterrey, ¡que siga la gira, carajo!.

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