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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Héctor Herrera, radical

2017-11-03 | Luis García
LUIS GARCíA
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El miércoles pasado volviste a exhibir tu alta envergadura jerárquica con tu amado FC Porto, ahora tu víctima fue el Leipzig, una seria definición de pierna derecha fue el estilete que utilizaste para infringir dolor a los alemanes.

Tu equipo portugués funge verdaderamente como tu hogar, de todos los mexicanos que están, han ido y venido, tú eres el más rimbombante, el más saleroso, el más socorrido, también es cierto que eres quien lleva más tiempo radicando en tan linda casa.

Para intentar explicar mi idea sobre tu lindo vínculo con la pelota, me quiero ir unos años atrás, y no será en tus andares con el Pachuca ni en tu migración a Europa. Quiero atrasar el tiempo y situarme en el Mundial de Brasil 2014, no hace tantos ayeres. De esa cofradía, que otorgó indecibles penurias previo a tan honorable competición, no se sabía qué esperar, eran una incógnita, nada que en el pasado contemporáneo haya sido diferente. Y tú eras una de esas muchas interrogantes, qué serías capaz de aportar, qué nos regalarías, qué trucos traerías
en la chistera, qué carajo ibas a ofrecer individual, y cómo te integrarías a una maquinaria que no se sabía si funcionaría como tal. Bueno, pues la pelota rodó en Brasil, y tú decidiste hacerte el mejor amigo de ella, si bien hubo otros nombres nacionales que brillaron como Rafael Márquez, Guillermo Ochoa, Francisco Javier Rodríguez y Carlos Salcido, entre los mejores exponentes, tú te robaste los reflectores en la gala.

También es cierto que de los antes mencionados se sabía qué esperar, tú eras una especie de acertijo que terminó siendo una indescifrable incógnita para los rivales. Sin pretender abrazarme a la verdad absoluta, la cual no le pertenece a nadie, pero acudiendo a aquella luminosa frase de mi comadre Niurka, esta es mi ‘velda’, me parece que tu rendimiento en esos partidos de la pasada Copa del Mundo han sido el punto más alto en tu historia futbolística. Durante esos juegos te convertiste en un futbolista total, apareciste por todas las zonas del campo sin el menor pudor, fuiste un emperador que mandó basado en un descomunal poderío físico. Cada vez que decidiste arrastrar la pelota temblaba todo, incluso la cancha, comandaste el ejército mexicano desde la sorpresa, pero con tal garbo que parecías un vikingo de más de dos metros de altura en plena conquista. Insisto, el nivel que exhibiste en tan paradisíaco sitio fue extraordinario, tanto que múltiples clubes de prosapia en Europa preguntaron por ti, muchos quedaron enamorados de tus increíbles maneras.

Desde ese entonces a la fecha tu odisea ha sufrido palpables, y en ocasiones angustiantes, subidas y bajadas, mucho más en la Selección Nacional. Dejaste un listón tan alto, que te ha costado enormes dolores acercarte al mismo de nuevo, mucho más en el representativo nacional, pero fue ahí en donde rozaste el limbo.

En la actualidad eres uno de los hijos pródigos de Juan Carlos Osorio, es tu protector y no tengamos duda que en Rusia serás de los pocos que no entren en las tan mentadas rotaciones del colombiano. Al grado que te ha comparado con Toni Kroos, lo cual me parece un exceso, el alemán vive en una dimensión sumamente diferente a la tuya. Él vive mediante la lectura del juego y la técnica individual, y tú eres más bien un portento, de esos peronajes que deben dejar en total libertad para recorrer cómo y cuando quieran los confines de la cancha. Situación que en la Selección Nacional no sucede, máxime cuando te colocan de medio de contención, demarcación que no dominas, y no por falta de calidad, si no por tu aventurada esencia, tú no entiendes la quietud, tú necesitas vivir en movimiento, y esa posición lo que hace es contenerte, atarte, siendo lo peor que dada tu alocada naturaleza abandonas el centro del campo y los tuyos sufren y mucho. Tú eres un seductor y fabuloso mediocampista interior que no debe ser enjaulado como medio de contención.

Con este escrito no pretendo mandar un equívoco mensaje, estoy cierto que eres un grandísimo futbolista, tu carrera dentro y fuera de nuestras fronteras lo confirma con meridiana claridad. Eres uno de los jugadores de élite con los que cuenta la Selección Azteca, pero en lo particular sigo embelesado por aquella actuación que nos regalaste en Brasil 2104, y cada vez que te veo saltar a una cancha, ese delicioso recuerdo se hace presente y me sacude el alma, por eso mi frecuente comparación.

Se viene el Mundial Rusia 2018, y mi anhelo que vuelvas a volar sin cadenas y roces de nuevo el limbo se acrecienta de manera importante, que así sea Héctor, que así sea.

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