Luces

Desde que se anunció el amistoso cruce entre México contra Senegal se supo que la seducción no visitaría el Marlins Park. Incluso la afición mexicana, tan solidaria y generosa ella, en búsqueda de abrazarse a sus raíces, no se retrató de manera importante, poco más de quince mil aficionados, una triste entrada, un severo y contundente mensaje de disconformidad, y la noción que Miami no es una plaza tan fértil para el buen producto que es la Selección Mexicana.

Este insípido partido funcionó como el inicio de la odisea del 2016, y aunque sabedor de la ausencia de argumentos para sacudirme las emociones, debo decir que cualquier transmisión televisiva en la que participo del máximo representativo nacional me sigue provocando un delicioso escozor.

Y esta en particular me generaba sensaciones que nos podíamos topar con alguna grata sorpresa, me ilusionaba la posibilidad de que algún o algunos futbolistas, nos sorprendieran y se perfilaran como serios candidatos a vivir de manera definitva en la Selección mayor.

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