Matías Almeyda, Capo

Siempre he tenido una gran debilidad por tus maneras de gestionar el recurso humano y el juego. Esa sobriedad que a muchos desquicia, a mí me seduce, coqueteas sin empacho con la victoria y la derrota sin dejarte prensar por ninguno de sus tentáculos. Y hoy en un momento jodido vuelves a exhibir tu sensatez y tu amplia visión al manifestar que tienen problemas, y serios. 

Tú eres el primero en reconocer la necesidad de asistencia, eso habla de un tipo inteligente que identifica con meridiana claridad que no se es menos si se pide ayuda, todo lo contrario, los hombres a carta cabal son los que en momentos de apremio buscan soluciones en el interior de su casa y en el exterior de la misma.

Durante mucho tiempo de tu gestión en Chivas has ejercido como director general, un eficaz director general, no sólo en la cancha eres el mesías, fuera de ella también, y así caminaban todos contentos, incluso topándose con varios títulos, que a mi entender llegaron ligeramente antes de tiempo, dada la lozanía del plantel.

Cualquier otro personaje en tu lugar con menos neuronas y amplio ego se habría entercado en permanecer de la misma manera. Pero tú no, tú rompes, arcaicos códigos, tú destrozas paradigmas, y vuelves a hacer una jugada magistral que no descansa en la perversidad, sino en la búsqueda de enmiendas inmediatas.

Por ello, exploras la posibilidad de incluir en el organigrama del Guadalajara a un director deportivo, el cual deberá cumplir con múltiples requisitos, muchos de los que tú has enlistado, cosa que me parece apenas obvia. También es cierto que un orden natural es el gerente deportivo, quien junto con la junta directiva eligen al entrenador, en este caso es a la inversa, pero está más que claro que te has ganado el derecho de invertir los papeles. Y te lo has ganado no sólo por tus fabulosos logros obtenidos, sino porque realmente te has comprometido, preocupado y logrado incrementar en fondo y forma a la materia prima existente en tu entidad.

Incluir a alguien diferente en la conversación, que traiga nuevas ideas, que observe el cuadro desde afuera, que refresque los conceptos es imprescindible. Este salubre movimiento no lastima un ápice a tu cuerpo técnico ni tu privilegiada posición dentro del club, tienes crédito para ésta y la siguiente vida tanto en Chivas como en el futbol mexicano. Me resulta sumamente brillante que estés pensando en tener a un novedoso interlocutor con quien confrontar conceptos de juego e ideologías. Insisto, este tipo de maniobras no las hace cualquiera, las hacen los tipos con total seguridad en sí mismos, tipos que no abrazan infundados temores en perder rango, tipos que saben que las mentes brillantes necesitan diferentes ópticas para seguir creciendo. Y también es muy válido que exista otro ente que se lleve y se coma algunas ‘puteadas’, incluso que sirva como parapeto.

En el caso del Guadalajara es distinto, pero en muchas instituciones en las cuales el presidente del club no es el dueño, se necesita una cabeza visible por si surge la necesidad de ofrecerla al verdugo en turno, práctica muy común. Volviste a sorprendernos, cosa que ya no debería suceder, porque sueles hacerlo con frecuencia y para bien.

Espero encuentres con prontitud al elemento que necesitas, y que cumpla las expectativas y requisitos para ocupar tan peliagudo trono como lo es ser director deportivo de Chivas, pero mientras eso sucede, te aplaudo el simple hecho de haber  ensibilizado y promovido el tenerlo. Cerebros brillantes combinados con emociones estables como las tuyas le hacen mucho bien a la pelota.