Primoroso

Hoy la Selección Azteca tendrá una linda prueba, de esas que obligan a levantar el estado de alerta y electrizan los sentidos.

Bélgica es una cofradía de élite, si bien su Liga es de segunda categoría de Europa, sus individualidades concursan en los mejores clubes del Viejo Continente y son figuras en los mismos.

Los nombres y apellidos de los futbolistas belgas son espeluznantes bien entendido el concepto. Son descomunales jugadores que viven en el limbo, entes de mayúscula envergadura que exigirán cada segundo a los mexicanos. Sin importar el resultado final, México ya ganó, salió de su zona de confort, se aventuró, fue osado; pase lo que pase cuando la pelota ruede en Bruselas, insisto, México ya ganó. 

Y hablando de la Selección Nacional, la conversación ha rondado en exceso sobre las noveles convocatorias de ustedes, Uriel Antuna y Omar Govea, sin duda dos sorpresivas adhesiones.

El hecho de la proximidad geográfica, en lo personal, me parece argumento insulso para ser llamado, no importa cómo te llames ni quién seas.

Uno de los tipos que más respeto y escucho con suma atención cuando se trata de futbol y de jóvenes eres tú, Raúl Gutiérrez, y te has referido con desmedida vehemencia sobre las habilidades de este par de chamacos, por lo que tengo mucha curiosidad por observarlos, aunque tampoco estoy seguro que les brinden demasiados minutos para hacer un profundo análisis de sus cualidades de cara a colarse a la lista final para el Mundial de Rusia 2018.

Y aunque faltan sendos meses para la contienda global, dicha lista me parece cuenta con escasas vacantes. Aun así, sigo creyendo que el representativo nacional es para futbolistas probados; muchos de los que jugarán ante Polonia y Bélgica lo son, no es para probar futbolistas.

Pero también es un verdad que tú, Juan Carlos Osorio, puedes llamar a cuentas y a tu grupo de trabajo a quien se te pegue la gana, viene en tu descripción de puesto.

Es una de tus potestades, y hay que decirlo y reconocerlo, eres una autoridad que se sabe autoridad, y que ejerces como autoridad, aunque de pronto incomode. Los jefes están para mandar y tomar determinaciones, y tú eres un jefe a carta cabal, tus actuales subordinados y me refiero a tus jugadores están convencidos que eres el adecuado capitán de la nave. Y no es tópico sencillo convencer al futbolista mexicano, máxime cuando esta añeja generación ha tenido un festín de directores técnicos de todo tipo de estratos y filosofías.

A la distancia a la Selección Azteca se le palpa envuelta en un ambiente festivo previo a esta minigira europea, no se percibe ningún nubarrón en el horizonte, es un buen momento para desplegar las alas, tomar insospechados riesgos, es tiempo de jugársela, los dos próximos rivales y el escenario así lo demandan.

Los resultados que se obtengan valen un comino, queremos observar a un equipo digno, monolítico, serio, capaz de atravesar dificultades, que las tendrán, y a su vez, capaz de propagar los buenos pasajes que también habrán.

Es un buen intervalo para que los experimentados futbolistas de la Selección, que son varios, disfruten el juego, se vinculen con la pelota con alegría, que asuman responsabilidades sin que estas terminen agobiándoles de más. Es una buena oportunidad de reducir la inestable y nada clara franja entre lo que deseamos que suceda; que es estar a la altura de potencias emergentes, con lo que históricamente sucede, que es claudicar en dicho pulso.

Se avizora una buena fiesta para la Selección Nacional, esperemos que los directamente involucrados se enfiesten al grado de posicionarse un escalafón encima del que amanecieron hoy, tienen muy pero muy poco que perder en el intento.