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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Romería

2017-03-24 | Luis García
LUIS GARCíA
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Regresa el representativo mayor a la actividad y surge una natural verbena, todo luce mejor cuando la Selección aparece en escena, máxime que ha pasado cierto tiempo del último cruce oficial.

Se viene Costa Rica, tozuda agrupación que comanda la Eliminatoria, un grupo de sensatos futbolistas que saben que sus laureles pasados fueron cardinales; llegar a Cuartos de Final en Brasil 2014 no fue ni es un tópico menor, pero dada su sabiduría, entienden que como bien cantaba el gran José José: ‘Ya lo pasado, pasado’. Reconocen entre líneas al oponente, aspecto que nos habla de hombres inteligentes y los hace doblemente peligrosos.

Hablando de México, desde que surgió la convocatoria, señalé y reitero que me gusta mucho la constancia en los nombres de dicha lista. Cada compromiso oficial si no es por lesión, caso de ustedes, Jesús Corona y Marco Fabián, prácticamente son los mismos personajes que son llamados a las filas nacionales. Esa repetición me parece salubre y juiciosa, repetición que discrepa de forma brutal con la nula asiduidad en el once titular.

Desde hace tiempo comprendí, Juan Carlos Osorio, que tu principal mandamiento consiste en no repetir alineación juego tras juego. Sobre éste y cualquier otra debatible temática no existe verdad absoluta, existen cosas buenas y malas en cada metodología de elección. Los aspectos de posible bonanza sobre la rotación del once titular son que se promulga la competencia interna, se cercenan los equívocos cotos de poder y los jugadores deben comprender que en el ecosistema en donde viven todos ostentan el mismo nivel jerárquico, esto último no lo entiendo ni lo comparto, pero así va.

Los aspectos de factible miseria sobre las constantes rotaciones rondan en la alta confusión, apatía al identificar que no importa lo bien que hayas jugado el duelo anterior, seguramente no serás de la partida siguiente y extinción de cabales rangos, los cuales para mí son esenciales para el buen comando de los grupos y la autogestión.

No voy a perder tiempo en debatir un mandamiento tuyo, Juan Carlos Osorio, que nunca modificarás, pero si pretendo acotar que la inexistente frecuencia en un equipo modelo en la Selección Nacional no es tan benéfica, sobre todo en instancias mayúsculas. Intentaré ser más claro, México ha tenido monstruos como futbolistas a nivel individual durante todas las épocas de Copas del Mundo, Hugo Sánchez, Rafael Márquez, Cuauhtémoc Blanco, Luis Hernández, Manolo Negrete, Aarón Padilla, Antonio Carbajal, Enrique Borja, Alberto García Aspe, José Luis González y varios más. Ninguno ha logrado en solitario romper el maldito paradigma que nos tiene atascados en el mismo escaño hace décadas. México para competir en las altas esferas con los dignatarios de la pelota como Brasil, Alemania, Italia, Francia, Argentina, España, por mencionar a la cúpula, necesita montar un conjunto monolítico que pelee desde el sitio de lo colectivo, ya que si nos fragmentan y nos conducen al paraje de lo individual, nuestras posibilidades son casi nulas.

Es por ello mi necedad sobre la necesidad de montar un once tipo poderoso que se conozca hasta dormido, por supuesto con los recambios suficientes para potenciarlo y no hacerlo predecible. Las pequeñas sociedades dentro de una cancha de futbol son imprescindibles para la trascendencia, no sé si continúan esas añejas prácticas, por cierto me parecían fantásticas, en las que, como futbolista, te colocaban en el mismo cuarto de hotel con el compañero que jugaba cerca de ti en la cancha con la intención de solidificar la relación laboral charlando. La misma sobre mesa, después de los miles de desayunos, comidas y cenas que pasaba uno en Selección durante las concentraciones terminaban por obligarte a ponerte de acuerdo con tus cercanos sobre ciertas cosas que se podían realizarse o mejorarse en la parcela de la cancha que te correspondía.

Por supuesto que lo anterior sin una enérgica repetición de los ejercicios tácticos y estratégicos con los mismos jugadores no tendría ningún sentido ni efecto. El pleno conocimiento de los tipos que juegan próximos a ti es ineludible, y llevémoslo a cualquier disciplina o trabajo, situación que no se afianza si te están cambiando de manera recurrente a esos personajes que deben ser tus socios no desde la voluntad, sino desde la certeza y el conocimiento de saber qué, cuándo, y cómo harán las cosas dentro de la cancha.

Juan Carlos Osorio, desde el primer día que arribaste a la Selección Nacional, me encantó tu serenidad, tu inteligencia, tu obsesión por hablar de la pelota y no los flecos; tu capacidad de aglutinar y no fraccionar, tu educación. Estoy cierto que eres el hombre y el líder que el representativo mexicano requiere para mejorar la historia. Lo que no me convence y nunca lo hará, tengo 47 años y los viejitos nos hacemos más obstinados con el pasar del calendario, es que no tengas un once tipo con las necesarias variables y, en su lugar, tengas una especie de Torre de Babel.

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